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jueves, 12 de agosto de 2010

ESPAÑA: El silencio informativo sobre los 400.000 voluntarios conducidos a la muerte



Voluntarios protegidos con mascarillas de papel



Este fin de semana he visto tumbado en una cama de hospital a uno de aquéllos primeros voluntarios gallegos que acudieron a limpiar el petróleo del Prestige. Me ha pedido que escriba algo sobre lo que le está pasando, porque se muere lentamente. Así que humildemente me dispongo a explicarlo, pues no soy experto en el asunto. No obstante, estoy seguro que ustedes sabrán sacar las pertinentes conclusiones.

Los bencenos y sus derivados estaban en el chapapote de las costas gallegas y también aparecen ahora en el actual desastre del vertido de BP en el Golfo de México. Mientras en EEUU comienza a aparecer cierto debate sobre lo que ese vertido va a suponer para la salud de la población y quién va a sumir los costes, en España el asunto fue omitido por el partido del gobierno y por el de la oposición. El primero para ocultar su desastrosa inoperancia y el segundo para usar la catástrofe sólo como arma política arrojadiza.

Trabajando primero el tradicional sentido solidario de la población, unos y otros hicieron publicidad para desplazar a cerca de 400.000 voluntarios con el objetivo de abaratar la limpieza de las costas afectadas, mientras pocos días antes los principales responsables de haber evitado el desastre andaban de cacería con el señor Areces. ¡Qué poco ha cambiado la secular España del cortijo!

Para tapar las miserias de los lerdos que suelen gobernar España por tiempos, se alabó con sonido de trompeta la buena disposición de los españoles frente a las dificultades ajenas, al mismo tiempo que se omitían a propósito los elevados riesgos tóxicos a los que los voluntarios se iban a enfrentar. Conduciendo así nuestra querida élite política a muchos de esos sacrificados voluntarios hacia una muerte lenta, pero segura.

Pero la verdad no tardará en salir a la luz. Porque cuando los innumerables afectados por el silencio sobre los riesgos presenten las correspondientes reclamaciones al Gobierno de España, el asunto del aceite de colza adulterado será una minucia. Ahora que tanto dinero se va a destinar para el rescate y solaz de la banca, sería bueno que se provisionaran muchos millones de euros, no fueran a terminar de quebrar las arcas del estado y la sanidad pública por las incontables denuncias que están por venir si antes no fallecen los afectados y sus familiares.



El benceno es un compuesto con nivel cancerígeno 1, potente disruptor endocrino y neurotóxico causante de alteraciones morfológicas en las células del sistema nervioso. Afecta a los siguientes sistemas: cardiocirculatorio, respiratorio, reproductivo, inmunitario, gastrointestinal (hígado) y endocrino. También provoca daños en el embrión, cáncer en múltiples órganos y es un potente neurotóxico degenerativo.

A partir de aquí cito un artículo de la revista Interviu, aparecido el 12/11/2007: Enfermos de chapapote.

En respuesta a una pregunta del senador del BNG Francisco Xesús Jorquera, el ejecutivo habla de “un incremento de riesgo de síntomas respiratorios, hiperreactividad bronquial, estrés oxidativo, inflamación pulmonar, remodelado bronquial y vascular y daño cromosómico asociado a la participación en la limpieza del fuel uno a dos años después de la misma”, basándose en los datos de estudios epidemiológicos de 810 marineros de diversas cofradías gallegas presentados por el Instituto Carlos III y realizado por universidades de A Coruña, Madrid y Barcelona. En la misma respuesta incluso recomienda “realizar un seguimiento de la salud de la población analizada”. El senador del BNG se pregunta si no sería pertinente ampliar el control al resto de los casi 400.000 voluntarios.

“Quienes más riesgo pueden correr son los militares, el personal de Tragsa, los vecinos que estuvieron en contacto directo durante seis meses y los que inhalaron los gases de los primeros días. Aunque los voluntarios de fin de semana seguramente tengan más problemas por sufrir el tráfico de Madrid toda la vida que por un fin de semana expuestos al chapapote”, asegura el médico toxicólogo Luis Díaz Cabanela, vocal de ADEGA (Asociación de Defensa Ecolóxica de Galiza), que compareció con un informe en la Subcomisión de Investigación sobre el Prestige en el Congreso de los Diputados.

Díaz Cabanela asegura que los 1.462 casos que el Sergas (Servicio de Salud gallego) reconoce haber atendido entre noviembre de 2002 y julio de 2003 “fueron la punta del iceberg, ya que muchas de las personas que presentaron síntomas leves no demandaron atención médica”. El experto asegura que “más de la mitad se podían haber prevenido utilizando las mascarillas adecuadas: con filtro en vez de las de papel, como recomendábamos nosotros y el Instituto Nacional de Toxicología”, para no inhalar los tóxicos compuestos orgánicos volátiles, como el benzeno, presente en el fuel fresco. “Desde el primer momento hubo alarma para la salud porque se sabe que el benzeno es cancerígeno y puede inducir a una leucemia con niveles de exposición muy bajos. Y la mascarilla de papel está muy bien para hacer bricolage en casa pero no para estar expuesto a sustancias tóxicas y cancerígenas”. De esta forma, Díaz Cabanela advierte: “Habrá que esperar 15 años para ver si aparecen casos de leucemia en militares, personal de Tragsa, vecinos y quienes estuvieron en contacto directo y prolongado”. Sus reproches apuntan también a quienes gobernaban cuando ocurrió la catástrofe: “Intentaron minimizar la situación. No nos escucharon y siguieron repartiendo mascarillas de papel; no se podía hablar de marea negra; dijeron que no había benzopileno; incluso Mariano Rajoy, entonces comisionado del Gobierno para el ‘Prestige’, manifestó en rueda de prensa que las mascarillas con filtro no eran necesarias porque se trabajaba en zonas muy ventiladas”.


Enviado por: JB Bar


Fuente: Qmunty