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martes, 3 de mayo de 2011

EEUU "mató" a Bin Laden para que "Al Qaeda" siga viviendo - Manuel Freytas



Washington se sacó de encima a un trasto usado y ya inservible (Bin Laden), y sentó las bases estratégicas y doctrinarias de un reciclamiento y modernización de la "guerra contraterrorista" a escala planetaria:  

"Matamos a Bin Laden, pero Al Qaeda sigue viva y se multiplica mucho más peligrosa que antes", es el mensaje implícito de la Casa Blanca gerenciada por Obama. En síntesis, EEUU "mató" a Bin Laden, pero el "terrorismo islámico" lo sobrevive y engendra nuevas crías (y "amenazas terroristas") como el huevo de la serpiente. Como diría George W. Bush: Ese es el plan.

Por Manuel Freytas(*)
manuelfreytas@iarnoticias.com

 

Resumamos: 
El domingo, y con una impresionante cobertura mediática en vivo a escala global, EEUU "mató" oficialmente Bin Laden, pero advirtió al mundo que Al Qaeda y el "terrorismo islámico" siguen en pie y con su capacidad de "ataques terroristas" multiplicada.

En síntesis, con la "muerte" de Bin Laden la "guerra contraterrorista" se recicla y reactualiza planetariamente sobre el "miedo" multiplicado a los atentados Al Qaeda sin límites territoriales ni continentales.

Esa es la clave del surrealista (y oportunista) anuncio de Obama sobre la muerte del mitológico "líder" de Al Qaeda fabricado por las usinas de la CIA en la década de los ochenta (Ver: Bin Laden: un soldado de la CIA).

No hay cadáver, no hay pruebas de la muerte, y hay sólo dos argumentos convergentes que justifican el anuncio:

1) EEUU necesita nuevos fundamentos estratégicos para seguir desarrollando la "guerra contra el terrorismo".

2) Obama necesita enterrar a Bin Laden para ganar las elecciones en el 2012.

En todos los casos, el "terrorismo" (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta Generación) va actuar como elemento desencadenante y fusionante de los acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por la preservación del orden imperial regente.

Desde el 11-S, en el 2001, el "terrorismo" se constituyó en una herramienta clave del Estado imperial USA para administrar y controlar la maquinaria planetaria del "nuevo orden" emergente tras el estallido de las Torres Gemelas en Nueva York.

Hay tres razones estratégicas de fondo que justifican la permanencia de la "guerra contraterrorista" como principal hipótesis de conflicto mundial:

1) Expansión de la industria armamentista (corporaciones del Complejo Militar Industrial).

B) Justificación doctrinaria de las guerras preventivas por conquistas de mercado (ocupaciones militares).

3) Clave argumental para el posicionamiento hegemónico de EEUU en el nuevo ordenamiento geopolítico y militar globalizado.

Bush pudo mantenerse durante dos períodos en la Casa Blanca, con el aprovechamiento del 11-S y la leyenda de Bin Laden "amenazando" desde su escondite inexpugnable, y Obama va por su reelección "matando" a Bin Laden y creando la leyenda de una Al Qaeda potenciada de mil cabezas que extiende sus "amenazas terroristas" por todo el planeta.

En la agenda de la inteligencia militar estadounidense Bin Laden obedece a dos tipos de construcciones. Una verdadera, asociada con las redes secretas del terrorismo, y otra fabricada para consumo mediático.

En la primera, se indica que su formación de soldado terrorista proviene de los sótanos históricos de entrenamiento de la CIA. Y en la segunda, las evidencias lo señalan como un espectro fantasmal sobre el cual se montaron innumerables campañas de prensa internacional para generar miedo con el "terrorismo".

El líder de Al Qaeda fue fabricado de acuerdo a las necesidades del "nuevo enemigo", que el imperio necesitaba mostrar a la sociedad después de los atentados del 11-S, y que la inteligencia norteamericana utilizó para conseguir consenso local e internacional a sus nuevas políticas de invasión militar

La nueva consigna lanzada por Obama el domingo: Muere Bin Laden, pero Al Qaeda se potencia y comienza a engendrar crías como el huevo de la serpiente.

Mientras anuncia la "muerte" de Bin Laden Washington, a coro con las potencias imperiales, advierte a los cuatro vientos que Al Qaeda se apresta a una escalada de "atentados terroristas" para vengar a su jefe.

El Departamento de Estado advirtió este lunes a los ciudadanos estadounidenses que tras la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, ellos se han convertido en objetivos potenciales de la "violencia antiestadounidense" en todo el mundo.

"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación, urgimos a los ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos (el "terrorismo") pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones masivas", puntualiza el comunicado.

Por su parte, el abanderado inicial de la "guerra contraterrorista", el ex presidente George W. Bush, advirtió que "La lucha contra el terror continúa, pero esta noche Estados Unidos ha mandado un mensaje inequívoco: no importa cuanto se tarde, se hará justicia".

"Es un triunfo rotundo para la justicia, la libertad y los valores compartidos por todas las naciones democráticas que luchan hombro con hombro con determinación contra el terrorismo", afirmó el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, calificó de "éxito significativo" la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán, y reafirmó el compromiso de los aliados para "impedir que Afganistán se convierta de nuevo en un santuario para el terrorismo".

No obstante la "euforia" reinante entre los lideres imperiales, una generalizada duda sobre la autenticidad del anuncio se extiende mundialmente a partir de la no existencia de pruebas sobre la muerte de Bin Laden.

Reciclamiento de la "guerra contraterrorista"



El grotesco anuncio sin pruebas ni cadáver de la "muerte" de Bin Laden (sólo posibilitado por la complicidad de los gobiernos y de los medios de comunicación, y por la ausencia de contrainformación y de análisis totalizado de los fundamentos del uso estratégico de la "guerra contra terrorista") es sólo el reverso de una estrategia que continúa desde el 11-S hasta aquí.

EEUU, con la administración Bush tras el 11-S, no solamente instaló un nuevo sistema de control político y social por medio de la manipulación mediática con el "terrorismo", sino que además inauguró un "nuevo orden internacional" (sustitutivo de la "guerra fría" con la ex URSS) basado en la "guerra contraterrorista" que sirvió de justificación a las nuevas estrategias expansionistas del Imperio norteamericano y de las trasnacionales capitalistas. Obama, con este anuncio, continúa esa estrategia por otras vías.

Desde el punto de vista geopolítico y estratégico, el "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia estadounidense y europea vienen utilizando (en Asia y Europa) para mantener y consolidar la alianza USA-UE en el campo de las operaciones, para derrotar a los talibanes en Afganistán, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible nuevo 11-S para distraer la atención de la crisis recesiva mundial.

A nivel geoeconómico se registra otra lectura: Si se detuviera la industria y el negocio armamentista centralizado alrededor del combate contra el "terrorismo" (hoy alimentado por un presupuesto bélico mundial de US$ 1,460 billones) terminaría de colapsar la economía norteamericana que hoy se encuentra en una crisis financiera-recesiva de características inéditas.

Esta es la mejor explicación de porqué Obama, hoy sentado en el sillón de la Casa Blanca, ya se convirtió en el "heredero forzoso" de la "guerra contraterrorista" de Bush a escala global.

La misma interpretación se puede inferir para las potencias de la Unión Europea que adhieren a los planes globales de la "guerra contraterrorista", así como para China, Rusia y las potencias asiáticas cuyos complejos militares facturan miles de millones con armas y tecnología destinadas al combate contra el "terrorismo".

Como se sabe, los "planes contraterroristas" son el principal rubro de facturación de los presupuestos armamentistas a escala global y conforman la mayor tasa de rentabilidad de las corporaciones de la guerra que giran alrededor de los complejos militares industriales de EEUU, Europa y Asia.

En el 2004,la Unión Europea se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y poniendo en práctica un plan "contraterrorista" que trasladaba a territorio europeo la cruzada militar y de seguridad contra el "eje del mal", que iniciara la administración Bush tras los atentados del 11-S.

Tras la imposición planetaria del combate contra el terrorismo (principalmente islámico) la "psicosis terrorista" inundó las portadas de la prensa internacional y se extendió por aeropuertos, metros, estaciones de trenes, y por todo lugar donde se produjeran concentraciones masivas de personas.

Este escenario, con las potencias centroasiáticas (que compiten por áreas de influencia con el eje USA-UE) adhiriendo a la "guerra contraterrorista" liderada por EEUU, marca con claridad como Al Qaeda y el hoy extinto Bin Laden (un invento histórico de la CIA) ensambla en un solo bloque al sistema capitalista más allá de sus diferencias sectoriales.

La "simbiosis" funcional e interactiva entre Bush y Al Qaeda tiñó ocho años claves de la política imperial de EEUU. A punto tal, que a los expertos les resulta imposible pensar al uno sin el otro.



El 11-S como justificación de nuevas invasiones

Durante ocho años de gestión, Bin Laden y Al Qaeda se convirtieron casi en una "herramienta de Estado" para Bush y los halcones neocon que convirtieron al "terrorismo" ( y a la "guerra contraterrorista") en su principal estrategia de supervivencia en el poder.

Bush y el lobby judío de halcones neocon, edificaron consenso y apoyo interno agitando y denunciando el peligro del "terrorismo islámico" como amenaza permanente a la "seguridad nacional" de EEUU. Dentro de esa bolsa metían a todos los que se le oponían.

En términos geopolíticos y militar-estratégicos, con la utilización de la leyenda mediática de Bin Laden y el peligro del "terrorismo internacional", a partir del 11-S el Imperio norteamericano (potencia locomotora unipolar del planeta desde la caída de la URSS) sustituía aspectos claves de su supervivencia como Estado imperial.

Bien empleada, la herramienta "terrorismo" (un arma que combina la violencia militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar una conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los intereses del que la emplea.

Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en EEUU fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior, y las invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.

Así, entre los varios objetivos encubiertos de las campaña con la "amenaza terrorista internacional" lanzada por la Casa Blanca y las potencias centrales europeas en infinidad de ocasiones, después del 11S , sobresalía nítidamente el de preparar el "clima" y la justificación para iniciar operaciones militares en alta escala en las zonas petroleras de Medio Oriente, Eurasia y África, tal cual hoy se comprueba con la "guerra petrolera" desatada contra Libia.

Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.

Hay suficientes pruebas históricas en la materia: El 11-S sirvió de justificación para las invasiones de Irak y Afganistán, el 11-M en España preparó la campaña de reelección de Bush y fue la principal excusa para que EEUU impusiera en la ONU la tesis de "democratización" de Irak legitimando la ocupación militar, el 7-J en Londres y las sucesivas oleadas de "amenazas" y "alertas rojas" le sirvieron a Washington para instaurar el "terrorismo" como primera hipótesis de conflicto mundial, e imponer a Europa los "planes contraterroristas" hoy institucionalizados a escala global.

Decenas de informes y de especialistas -silenciados por la prensa oficial del sistema- han construido un cuerpo de pruebas irrefutables de que Bin Laden y Al Qaeda se convirtieron en instrumentos genuinos de la CIA estadounidense que los ha utilizado para justificar las invasiones a Irak, Afganistán y Pakistán, para instalar la "guerra contraterrorista" a escala global.

La "versión oficial" del 11-S fue cuestionada y denunciada como "falsa y manipulada" por un conjunto de ex funcionarios políticos y de inteligencia, así como de investigadores tanto de EEUU como de Europa, que constan en documentos y pruebas presentados a la justicia de EEUU que nunca los investigó aduciendo el carácter "conspirativo" de los mismos (Ver: Documentos e informes del 11-S. / Al Qaeda y el terrorismo "tercerizado" de la CIA / La CIA ocultó datos y protegió a los autores del 11-S / Ex ministro alemán confirma que la CIA estuvo implicada en los atentados del 11-S / Informe del Inspector General del FBI: Más evidencias de complicidad del gobierno con el 11-S /

El aparato de la prensa sionista internacional, a pesar de su marcada tendencia "anti-Bush", jamás se hizo eco de estas investigaciones y denuncias que se siguen multiplicando, mientras que sus analistas sólo toman como valida la "versión oficial" instalada en la opinión pública a escala global.

El establishment del poder demócrata que hoy controla (y que ejerce la alternancia presidencial con los republicanos en la Casa Blanca) jamás mencionó la existencia de estas investigaciones y denuncias en una complicidad tácita de ocultamiento con el gobierno de Bush.

Simultáneamente, y durante los ocho años de gestión de Bush, los demócratas no solamente avalaron las invasiones de Irak y de Afganistán y votaron todos los presupuestos de la "guerra contraterrorista", sino que también adoptaron como propia la "versión oficial" del 11-S.

Este pacto de silencio y de encubrimiento entre la prensa y el poder imperial norteamericano preservó las verdaderas causas del accionar terrorista de Bin laden y Al Qaeda, cuyas "amenazas" periódicas fueron publicadas sin ningún análisis y tal cual fueron difundidas por el gobierno de EEUU y sus organismos oficiales como la CIA y el FBI.

Y la "muerte" de Bin Laden reafirma una tendencia ya probada: La "guerra contraterrorista" no fue una política coyuntural de Bush y los halcones neocon, sino una estrategia global del Estado imperial norteamericano diseñada y aplicada tras el 11-S en EEUU, que ya tiene una clara línea de continuidad con el gobierno demócrata de Obama.
Fuente: IAR Noticias


(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticias

jueves, 9 de septiembre de 2010

Objetivo Irán: Que busca la operación con la quema de ejemplares del Corán - Despertando la "furia musulmana"

(IAR Noticias) 09-Septiembre-2010



Un ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública norteamericana. No obstante, está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales. En este escenario hay que leer la nueva operación desatada con el anuncio de una quema de ejemplares del Corán por parte de una iglesia financiada por la CIA en el marco de un nuevo aniversario del 11-S.

Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/





La histeria "antimusulmana"

En plena escalada del conflicto nuclear con Irán, y en el contexto de nuevas y duras sanciones en la ONU, una reacción generalizada de histeria "antimusulmana" se desató en EEUU a partir del anuncio de quemas de ejemplares del Corán anunciado por una iglesia protestante integrante de una red financiada por la CIA.

Esta operación se anunció dentro de cuadro generalizado de rechazo al Islam activado por el anuncio de la construcción de una mezquita en la zona de los atentados del 11-S.

Dos terceras partes de los habitantes de Nueva York están en contra de la construcción de la mezquita junto a la Zona Cero, según un sondeo realizado por el New York Times. Uno de cada cinco encuestados confiesa sentir aversión hacia los musulmanes.

Una encuesta del centro de estudios Pew publicada el martes revela que la proporción de estadounidenses que tiene una visión favorable hacia el Islam ha caído de un 41% en 2005 a un 30%.

En tanto, el número de aquellos que piensan que el Islam promueve la violencia más que otras religiones se mantiene estable en torno a uno de cada tres encuestados.

Los analistas consideran aún más alarmante el "irracional" aumento del número de estadounidenses que piensa que el presidente Barack Obama es musulmán.

Casi una quinta parte de los estadounidenses (18%) opina así, según una encuesta del centro Pew hecha con anterioridad al respaldo que el presidente USA dio al proyecto de mezquita en la zona cero.

En este contexto, y no por casualidad, Terry Jones, pastor de la Iglesia cristiana Dove World Outreach Center, en Gainesville, Florida, anunció su plan de quemar ejemplares del Corán para conmemorar los atentados del 11 de septiembre, lo que terminó de desatar una histeria "antimusulmana" en EEUU.

El fanático religioso extremista declaró como "Día Internacional de la Quema del Corán" el sábado, cuando se cumple el aniversario de los ataques.

Asimismo la fecha coincide este año con Eid al Fitr, la fiesta que marca el fin del mes de ayuno del Ramadán, la mayor festividad musulmana.

La utilización del sector religioso extremista para "demonizar" al mundo islámico se concretizó a través de la misión que empezaron a jugar las iglesias evangélicas integradas a una red controlada y financiada por la CIA cuyas operaciones encubiertas de preparación del terreno para un ataque a Irán, se empezaron a proyectar dentro y fuera de EEUU tras el 11-S..

Terry Jones, y la Iglesia evangélica Dove World Outreach, son miembros activos de esa red de operaciones encubiertas con la religión que reivindica la existencia del Estado de Israel y propugna la extinción del Islam.

En octubre de 2003, extremistas sionistas y evangélicos se reunieron en el hotel Rey David de Jerusalén en presencia del neocon Richard Perle –entonces presidente del Consejo para la Política de Defensa del Pentágono e influyente consejero de George Bush II– y de varios ministros del gobierno de Sharon para celebrar "el surgimiento de la Jerusalén celeste que tendrá lugar después de la destrucción del Islam".

La corriente evangélica extremista, que dice contar con más de 70 millones de fieles en EEUU, y que dispone de de miles de "pastores-propagandistas" como Terry Jones , fue una columna vertebral en la generación del consenso para las invasiones a Irak y Afganistán cuyo desenlace se precipitó con los ataques del 11-S en EEUU.

El odio profesado al Islam, al igual que su desprecio por los árabes, convirtieron a este sector del extremismo religioso en instrumento clave de los planes del lobby sionista militar orientados a terminar con Irán y los gobiernos islámicos en el marco de un proyecto estratégico de "remodelación del Medio Oriente", para someterlo a la hegemonía del eje EEUU-Israel-UE.

En este escenario, hay que leer el anuncio de quema de ejemplares del Islam que desató un nuevo proceso de histeria "antimusulmana" en momento de escalada del conflicto militar en Medio Oriente.



La "furia musulmana"

En febrero de 2006, también en una escalada del conflicto nuclear con Irán en la ONU, y cuando se comenzaba a hablar de un ataque de EEUU a ese país, una revista europea publicó doce caricaturas de Mahoma desatando un proceso mundial de "furia musulmana" con destrozos, muertos, heridos, e incendios de embajadas de países europeos en Asia, Europa, África y Medio Oriente.

Por primera vez, EEUU, Israel y la Unión Europea acusaron a Irán de estar detrás de esas gigantescas movilizaciones de "furia musulmana" contra el "mundo occidental", culpando al gobierno de Teherán de organizar y financiar esas movilizaciones violentas que duraron casi una semana.

Dos sondeos posteriores indicaron que el temor a Irán se había disparado entre los estadounidenses que consideraban al gigante islámico como el "mayor peligro" para Estados Unidos. Mahoma reemplazaba a Al Qaeda.

Según uno de los sondeos del Centro de Investigación Pew, Irán se se había convertido en la principal preocupación internacional de los estadounidenses, cuya mayoría estuvo a favor de una intervención armada para disuadirlo de sus ambiciones nucleares.

Según los resultados del sondeo Irán representaba “la amenaza número uno”, por delante de China, Irak y Corea del Norte.

Una mayoría aplastante de los participantes en la encuesta decía creer que Irán atacaría a Israel (72 por ciento) y a Estados Unidos o Europa (66 por ciento) si el país islámico llegara a desarrollar armamento nuclear. Además, el 82 por ciento aseguraba que, de completar con éxito el enriquecimiento de uranio, Irán facilitaría armamento a terroristas.

Los resultados del Centro Pew se sumaban a los de otro sondeo del diario Los Angeles Times, según el cual un 57 por ciento de los estadounidenses respaldarían en ese momento una intervención militar en Irán si el país desarrolla capacidad nuclear

A nivel de "testeo", las caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una explosión de "furia islámica" con Irán acusado de responsable y organizador, puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese país entre la sociedad estadounidense.



Policía británico en alerta ante la posibilidad de atentados terroristas. (febrero 2006)

La utilización de la "amenaza islámica"

En este escenario, el plan de las "alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña y la UE para ligar a Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un consenso masivo en EEUU, Europa y el mundo, para un ataque militar de EEUU a Irán.

En otras palabras, el "terrorismo islámico" tendría que salir de la amenaza potencial para convertirse en realidad, a través de la "furia islámica" complementada con ataques terroristas con muertos y heridos que justifiquen un ataque a Irán.

Antes de las acciones militares contra Irán los expertos USA parecen buscar reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia islámica" que demuestre a qué grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.

Las "alertas terroristas" con amenazas de "ataques inminentes" desataron otra ola de psicosis mundial con el "terrorismo" y nuevamente las comunidades islámicas de Gran Bretaña y Europa se vieron sometidas a cacerías y detenciones de sospechosos de integrar un "complot terrorista".

Simultáneamente el eje EEUU-Israel-Unión Europea conectó las "alertas terroristas" y las "amenazas de ataque" acusando a la república islámica de estar detrás de las operaciones de Hezbolá en Líbano y de financiar la estructura mundial del "terrorismo", al que siempre se le asocia la categoría "islámico".

En sucesivos informes, desde 2006 hasta ahora, los servicios británicos y Scotland Yard elaboraron documentos según los cuales Al Qaeda y las organizaciones extremistas islámicas estaban en condiciones de producir "ataques terroristas nucleares" en cualquier ciudad europea.

Las alertas y amenazas continuaron así como las detenciones de supuestos integrantes de "redes islámicas" en perpetuo complot para producir "atentados terroristas" denunciados o "desactivados" en Londres o en Nueva York.

La nueva operación




La nueva operación, utilizando como instrumento el anuncio de quema de ejemplares del Corán, parece apuntar hacía dos objetivos claros: reactivar la "furia musulmana" en el mundo, y utilizarla como un efecto polarizante para generar consenso a potenciales operaciones militares contra Irán planificadas por el Pentágono y la plana mayor israelí.

En el mundo de la CIA y de los servicios aliados del "mundo occidental", nada sucede por casualidad. El frente de "guerra contraterrorista" es parte indivisible de la estrategia para preparar las bases del consenso internacional a un ataque a Irán como parte del plan de "remodelación" de Medio Oriente que empezara con los halcones de la era Bush hijo.




Un ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública norteamericana.

No obstante, está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales.

Para un conjunto de expertos, la perspectiva del conflicto iraní combina dos escenarios fluctuantes y simultáneos: el "frente diplomático" y el "frente militar" que sobrevendrá inevitablemente si EEUU y las potencias aliadas no alcanzan una fórmula para presionar a Irán a abandonar su programa con las sanciones económicas en la ONU.

En este marco, los ejercicios militares de Irán, Siria e Israel, y la preparación de nuevas acciones contra Gaza y Libano, son simultáneos a los movimientos y las "señales" militares en el Golfo -registradas por la prensa norteamericana- y son indicativos de que el eje Washington-Israel se apresta a dar un "desenlace militar" al dilatado conflicto con Irán, una pieza central en el plan del sionismo militar.

Las operaciones contra Hamás y Hezbolá, en Gaza y Líbano, son simultáneas y convergentes con el "frente diplomático" y el "frente antiterrorista" contra Irán y Siria, y van a tener un desenlace en el "frente militar" una vez que la imposición de bloqueos y sanciones fracasen en todas sus líneas como está previsto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

A nivel de "testeo", las caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una explosión de "furia islámica" con Irán como responsable y organizador, puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese país entre la sociedad estadounidense.

Hasta ahora, el plan de las "alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña para ligar a Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un consenso masivo para un ataque a Irán en EEUU, Europa y el resto del mundo.

No obstante, los expertos USA-israelíes saben que antes de las acciones militares contra Irán tienen que reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia islámica" que demuestre a que grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.

Este es el objetivo de base que busca la operación de provocación al mundo musulmán con la quema de ejemplares del Corán en el aniversario del 11-S.

Una nueva "furia musulmana" desatada en el mundo, galvanizaría (y reactualizaría) el apoyo a un ataque a Irán y a nuevas operaciones militares contra Gaza y Líbano, en EEUU y Europa.
En este escenario, hay que leer la operación lanzada con la quema del Corán. 

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
 

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sábado, 21 de agosto de 2010

Ataque a Irán: Crece la hipótesis del "hecho consumado"

(IAR Noticias)




Todo parece estar controlado, las negociaciones contienen el enfrentamiento, pero solo es aparente. El desenlace, la confrontación militar abierta, se retrasa, se posterga en el frente diplomático, pero, en opinión de la mayoría de los analistas, es inevitable.
En resumen, la hora señalada del ataque a Irán se ajusta y determina por el nivel de desarrollo de su proyecto nuclear y por su capacidad para fabricar una ojiva con carga atómica. Para Israel, el ataque a Irán no es un objetivo militar, es una cuestión de supervivencia. Para el "comando unificado" USA-UE-Israel, el objetivo Irán combina el petróleo y la energía con la necesidad de control geopolítico y militar del Medio Oriente, el Cáucaso y el Asia Central, y con el dominio del imprevisible "mundo islámico" que cobija bajo sus pies el 80% de las reservas de la energía mundial. 
Las causas y los intereses estratégicos determinantes están. No desaparecieron. Solo están desactivados, provisoriamente, a la espera de un resultante en el frente político-militar en la ONU. Solo hay una pregunta: Qué día y a que hora Israel va a atacar a Irán. La hipótesis del "hecho consumado" vuelve a cobrar vigencia en un Medio Oriente cruzado por versiones y rumores crecientes de un "ataque inminente" sintonizado y acordado entre el Pentágono y Tel Aviv.

Por Manuel Freytas (*)

manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias




Lobby judío vs. lobby judío: El lobby sionista militar Washington-Tel Aviv está convencido de Obama y el lobby sionista bancario que controla la Casa Blanca están entregándole a Teherán la decisiva llave de la ojiva nuclear. O dicho de otra manera, la consumación profética de un Israel "borrado del mapa" a la medida de los ayatolás y del "terrorismo musulmán".

Por estas horas, la prensa y las usinas conservadoras de EEUU (a través de versiones y rumores) recrean el fantasma de un Obama "incapaz e impotente" que a través de su debilidad negociadora le está entregando la ofensiva militar y la capacidad nuclear al régimen de Teherán.

Obsesionado por los resultados electorales de noviembre -da a entender The Washington Post- Obama le suelta la mano militar a Irak y Afganistán, busca un acuerdo coyuntural con Teherán, debilita los controles en Gaza, Líbano y Palestina, y rompe las barreras disuasivas con el "mundo musulmán" en desmedro de la seguridad de Israel.

Hay tres razones estratégicas de fondo para un ataque USA-Israelí a Irán:


1) Irán es una pieza clave en el gran tablero de la guerra por el control geopolítico y energético mundial entre el eje EEUU-UE y el bloque Rusia-China con Irán como pieza del desenlace.

2) Irán es una llave estratégica para el dominio y control militar de la región del Golfo Pérsico y del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico).

3) El surgimiento de Irán como potencia nuclear-petrolera-islámica pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel y la hegemonía del control imperialista del eje EEUU-Israel-UE en Medio Oriente.

Pero de estas tres razones, el reloj del ataque a Irán se mueve atendiendo la lógica de supervivencia del Estado de Israel.

La AIEA, la CIA y el Mossad sostienen que Teherán está muy cerca de alcanzar la bomba, Rusia acaba de ratificar su pacto nuclear anunciando la construcción de una nueva usina en Irán, mientras la Guardia Revolucionaria iraní sigue ampliando su poder misilístico y militar convencional.

Y a esto se agrega otro detonante: En Rusia, la prensa y agencias moscovitas, aseguran que (y pese a las sanciones de la ONU) Moscú está a punto de entregarle a Irán el sistema de misiles S-300 que volvería casi invulnerable el espacio aéreo iraní.

Con el S-300 en manos iraníes el eje USA-Israel tendría que replantear globalmente su estrategia de ataque habida cuenta de que sus aviones y pilotos podrían caer como moscas sobre el suelo bendito de los ayatolá.

En resumen (y según indican sus voceros más emblemáticos) los halcones USA israelíes están convencidos de que sólo un "golpe preventivo" militar contra Irán puede terminar simultáneamente con la política de Obama y la "amenaza nuclear" de Irán pendiendo sobre Israel.

Es la tesis central que alimenta la teoría de un "hecho consumado" como resolución de un ataque israelí, decidido sin el consentimiento de Obama, y que obligue al Pentágono y a la OTAN a salir en defensa del Estado judío.

Las usinas del "hecho consumado"

Uno de los voceros más representativos de los halcones judeo-estadounidenses del Pentágono, John Bolton, dijo el martes que Israel tiene sólo unos días para lanzar un ataque militar contra la instalación nuclear iraní de Bushehr e impedir que Teherán adquiera una planta atómica en funcionamiento.

Irán pondrá en línea su primer reactor nuclear, construido con la ayuda de Rusia, el 21 de agosto, cuando un envío de combustible nuclear se cargará en el núcleo de la planta.

John Bolton, ex embajador de EEUU en la ONU, advirtió que entonces será demasiado tarde para que Israel lance un ataque militar contra las instalaciones. Si Israel va a atacar a Bushehr, tiene que hacerlo en los próximos días, dijo Bolton a Fox Business Network.

"En ausencia de un ataque israelí, señaló Bolton, Irán logrará algo que ningún otro contrario de Israel, ningún otro enemigo de los Estados Unidos en Oriente Medio ha logrado, y es un reactor nuclear en funcionamiento".

El ex enviado estadounidense a las Naciones Unidas criticó el papel de Rusia en el desarrollo de la planta iraní, diciendo que "los rusos están, como sucede con frecuencia, jugando a dos puntas".

El columnista de la revista conservadora The Atlantic, Jeffrey Goldberg, señala que el gobierno de Barack Obama "debería tomarse en serio el riesgo de que Israel ataque a Irán", a menos que la Casa Blanca adopte una línea mucho más dura hacia el programa nuclear iraní.

En un artículo titulado "The Point of No Return" ("El punto sin retorno") Goldberg aporta nuevas evidencias del rechazo de los halcones israelíes a cualquier pedido de Obama reclamando que Israel renuncie a un ataque unilateral contra Irán.

Según Goldberg, un escenario probable para dentro de algunos meses es que los funcionarios israelíes llamen a sus pares estadounidenses del Pentágono para informarles que sus aviones van en camino a bombardear centrales nucleares iraníes.

Los israelíes explicarán que no tuvieron otra opción, señala, porque "un Irán nuclear plantea la amenaza más grave desde (Adolf) Hitler a la supervivencia física del pueblo judío".

El columnista subraya que el "consenso" entre los líderes israelíes actuales y pasados es que es posible que Israel "lance un ataque", y cita entrevistas con 40 de esos líderes.

Pero ¿en que medida Israel podría "cortarse solo" en una acción militar contra Irán?



La hipótesis del "hecho consumado"

Los que rechazan la hipótesis del "hecho consumado" lo hacen argumentado que el aparato nuclear y convencional de Israel, en especial su fuerza aérea, está integrado al esquema defensivo de EEUU y de la OTAN.

El sistema de radar de banda X de Israel creado a principios de 2009, con apoyo técnico de EEUU, se integra con el sistema de misiles de defensa israelí y con la red global de detección de misiles de gran altitud del Pentágono, que incluye satélites, buques Aegis en el Mediterráneo, Golfo Pérsico y Mar Rojo, y radares Patriot terrestres e interceptores.

Lo que torna imposible un ataque israelí a Irán sin el conocimiento previo del Comando Estratégico de EEUU (USSTRATCOM) con sede en la base de la Fuerza Aérea Offutt en Nebraska, que centraliza la planificación y la decisión estratégica de plan militar alternativo contra Teherán si fracasan las negociaciones diplomáticas en la ONU.

El plan incluye un asalto aéreo a gran escala contra Irán empleando armas de última generación, tanto convencionales como nucleares tácticas con más de 450 objetivos estratégicos dentro de Irán, que incluyen los centros estratégicos del programa de desarrollo de armas nucleares de Teherán.

De acuerdo con los expertos, USSTRATCOM tiene la responsabilidad de planificar, ejecutar y supervisar el plan de ataque global contra Irán cuyo diseño data desde el 2006, y que ensambla a Israel y a la OTAN dentro de un "comando unificado" de operaciones aéreas, terrestres y navales.

Además, y con el Estado judío como miembro de facto de la OTAN, el Pentágono supervisa el sistema de ataque y defensa israelí, integrado en el sistema global controlado por USSTRATCOM.

En este escenario un "hecho consumado" de Israel contra Irán se torna prácticamente imposible de ser realizado sin el conocimiento de la plana mayor del Pentágono.

Pero, y según lo que deslizan algunos analistas de la prensa israelí citando fuentes militares, y de no mediar "luz verde" de Obama y la Casa Blanca, la plana mayor israelí, en acuerdo con los halcones del Pentágono, lanzaría un ataque unilateral contra objetivos iraníes apostando a que la reacción en contra, dentro y fuera de Medio Oriente, obligue a EEUU y a la OTAN a respaldar la acción de Israel.

En general los expertos coinciden: Si un ataque militar de Israel no consigue neutralizar y/o debilitar en pocas horas el sistema de defensa iraní (principalmente su capacidad de respuesta aérea) en un "golpe sorpresa", se expone a un contraataque iraní a bases de EEUU y a ciudades e instalaciones militares claves en Israel.

En contratataque iraní vendría acompañado de una reacción islámica y antisionista generalizada en Medio Oriente, principalmente en Libano, Irak y Gaza, y de una "guerra asimétrica" contra EEUU e Israel que se extendería desde Irán hacia toda la región.

Y hay multitudes de especulaciones sobre el impacto económico que generaría, que van desde una paralización de la industria y el comercio petrolero a escala global, hasta un colapso masivo de los mercados financieros que podría detener la economía mundial.

Se especula, incluso, con ataques islámicos masivos a empresas e instituciones estadounidenses e israelíes (la furia islámica) en Medio Oriente, Asia, África y Europa.

En este marco, señalan en Israel y EEUU los sostenedores de la hipótesis del "hecho consumado", al "comando unificado" del Pentágono y la OTAN no le quedaría otra opción que sostener y afianzar las operaciones militares de Israel contra los objetivos nucleares, militares e infraestructurales de Irán.

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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lunes, 3 de mayo de 2010

El sistema se autodestruye - Señales del Apocalipsis: Prepárense para el desenlace

IAR NOTICIAS 02-Mayo-2010 















Las siete plagas de la destrucción parecen haberse desatado sobre el planeta y la humanidad nivelada regida por el sistema capitalista. Es como si hubiera estallado un aviso de Apocalipsis. Pero no se trata de la Biblia ni de la ira de Dios. Se trata de una acción-reacción matemática. Se trata de un principio de acumulación de factores. Una ecuación numérica. Sumas y restas, de acciones irracionales que llevan a un desenlace interactivo. Tres líneas del Apocalipsis que avanzan hacia un solo desenlace. La destrucción del planeta con nosotros sobre él. Y lo peor: Nadie lo puede detener. Es como si al sistema, que se quedó impune y sin enemigos, le hubiera llegado la hora de la implosión. De una autodestrucción asegurada, como emergente de su propia acción depredadora a escala planetaria. ¿El castigo de Dios? No, el castigo de la vida. Una lección última del Universo totalizado, a un sistema asesino que se erigió en "mundo único" matando al propio cerebro humano y pasando por encima de las leyes de la lógica y el sentido común.

Por Manuel Freytas (*)

manuefreytas@iarnoticias.com



No se trata de una profecía bíblica ni de una teoría conspirativa. Se trata de un emergente matemático: El planeta Tierra está en crisis.

Y la crisis (completamente mensurable y analizable) no es un fenómeno aislado. Es un fenómeno interactivo y totalizado: Económico, político, social y medio ambiental.

No se trata de procesos aislados, sino de un colapso sistémico.

Y de un resultante: La destrucción y el suicidio colectivo de la humanidad programada solo para consumir y votar presidentes en la más completa ignorancia del sistema que rige y ordena su vida .

Es como si hubiera estallado un aviso de Apocalipsis: Terremotos, lluvias de una intensidad inusitada en todo el hemisferio sur, nevadas históricas en el este norteamericano y el norte europeo, sequías devastadoras en las mismas regiones donde no hace mucho las inundaciones arrasaban a poblaciones enteras.

Aludes, incendios forestales, crecidas de ríos y océanos, deshielos monumentales, hambrunas masivas, manchas de petróleo extendiéndose como una macha asesina de la vida, como la que ya se instaló en el sur de EEUU.

El clima estalla encadenadamente en diversos frentes, la economía mundial colapsa y se derrumba el modelo económico financiero a escala planetaria, los desocupados, marginados y hambrientos ya ascienden a la mitad de la población humana, y los conflictos intercapitalistas por los mercados y recursos estratégicos están generando y elevando un clima de tensión militar mundial alimentado por una carrera armamentista nuclear.

El sistema capitalista, como acción y como resultante es irracional, no planificado y (salvo la búsqueda de rentabilidad y de concentración de riqueza en pocas manos) carece de lógica estratégica para preservar y proteger racionalmente al planeta de su propia acción depredadora y destructiva.

Para la mayoría de los científicos esos fenómenos catastróficos son la consecuencia natural de la contaminación y la destrucción del planeta. Para otros es una señal mística del "fin del mundo".

Los científicos y funcionarios que "alertan" sobre la catástrofe ambiental, no la relacionan con la propiedad privada capitalista, con la búsqueda de rentabilidad y concentración de riqueza en pocas manos, con la sociedad de consumo y con las trasnacionales y bancos que controlan los recursos naturales y los sistemas económicos productivos sin planificación, y sólo orientados a la ganancia privada en todo el planeta.

En todas las cumbres sobre "cambio climático" sólo se habla de "impacto ambiental", de "emisiones contaminantes" que destruyen el planeta, sin profundizar en las raíces y causalidades del sistema capitalista que las produce. Esta omisión (cómplice y conciente) permite hablar de la "víctima" (el planeta y la mayoría de la humanidad) sin identificar al "criminal" (los grupos y empresas capitalistas que concentran activos y fortunas personales depredando y destruyendo irracionalmente el planeta).

La irracionalidad (la no consideración de emergentes o de efectos colaterales nocivos y/o destructivos) convierte a las empresas capitalistas en depredadoras del medio ambiente (ríos, fauna, y animales incluidos) por la sencilla razón de que no actúan siguiendo intereses sociales generales (la preservación del planeta y de las especies), sino en la búsqueda de intereses particulares (la preservación de la rentabilidad y la concentración de riqueza privada).

En este contexto, las cumbres para hablar del calentamiento global y de los cataclismos en ascenso, siempre terminan en un fracaso a causa de los intereses enfrentados y las guerras por los mercados que predominan en el sistema capitalista.



Qué tienen que ver entre sí las catástrofes seriales (entre ellas los terremotos) con la crisis económica, la crisis social y la crisis nuclear?

En primer lugar, todas ellas se interrelacionan a partir de su pertenencia y vertebración dentro de un sistema: El capitalismo.

En resumen, las crisis (algunas reales y otras potenciales) son la expresión, en distintos escenarios y niveles, de una sola gran crisis: La del sistema capitalista que rige el mundo desde hace 500 años concebido como "civilización única".

Y el planeta (con nosotros sobre él, y en manos de la demencia nivelada del sistema capitalista) solo acumula Apocalipsis matemático implícito en su naturaleza depredadora y criminal.

Se trata de reconvertir los planos bíblicos de la Profecía: Donde dice "Dios", hay que decir "Sistema", y donde dice "Diablo", hay que decir "Capitalismo. Por todos los caminos se llega al Apocalipsis.

El sistema capitalista está fundado sobre las matemáticas (suma, multiplicación y resta) y un axioma original para construir la plusvalía: Comprar barato, vender caro, y generar rentabilidad privada con el trabajo social.

Aunque para ello tenga que condenar al hambre y a la pobreza a una masa mayoritaria (y creciente) de seres humanos y destruir el planeta que los contiene.

Y los tres Apocalipsis que signan los emergentes y la decadencia (todavía controlada) del sistema dominante también llegan por acumulación matemática.

El Apocalipsis social llega por acumulación matemática de hambrientos, desocupados y pobres a escala mundial.

El Apocalipsis natural llega por acumulación matemática de destrucción medio ambiental a escala planetaria.

El Apocalipsis nuclear llega por acumulación matemática de conflictos militares (intercapitalistas) por la supervivencia de las potencias dentro del sistema.

En su dinámica histórica concentradora de riqueza en pocas manos (y como producto de la propiedad privada explotada sin planificación) el capitalismo ha depredado los ríos, la fauna y los bosques, produciendo las condiciones para un "Apocalipsis natural" de la mano del calentamiento global y de la extinción de los recursos naturales esenciales.

En un segundo frente, las guerras intercapitalistas por la conquista de mercados y el negocio con el armamentismo han creado las condiciones para un "Apocalipsis nuclear" de la mano de los arsenales atómicos que las potencias centrales acumulan como "efecto disuasivo" contra sus rivales, y cuya utilización efectiva nadie puede prever en el futuro.



Y hay un tercer frente que se suma: La plaga del hambre, de la exclusión social y del desempleo que ya se extiende como una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta generando las condiciones para un "Apocalipsis social".

No hace falta mucha imaginación (el fenómeno ya se verifica en la realidad) para mensurar el factor apocalíptico masivo que representaría para el sistema el avance de ejércitos de hambrientos buscando comida para supervivir en las grandes urbes, enfrentando con la violencia a la represión militar o policial.

En resumen, el Apocalipsis no es una profecía bíblica o una teoría conspirativa, forma parte de tu propia realidad existencial y planetaria que el sistema esconde para mantenerte en la ignorancia.

Cuando escuches sobre un nuevo terremoto o una tragedia masiva, solo estarás viendo una nueva parte descompuesta del Apocalipsis. Hasta que llegue el desenlace.

Y no será la obra de Dios o del Diablo, sino un emergente (extremo) del sistema. Pura lógica matemática.

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

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miércoles, 17 de marzo de 2010

Las "dos caras" del lobby judío: El antes y el después de Bush

(IAR-Noticias) 17-Abr-06

 

Por Manuel Freytas *
manuelfreytas@iarnoticias.com

El lobby "por derecha"

Cuando se refieren al lobby judío (al que llaman lobby pro-israelí) la mayoría de los expertos y analistas hablan de un grupo de funcionarios y tecnócratas de la derecha fundamentalista, en cuyas manos está el diseño y la ejecución de la política militar norteamericana.

A este lobby judío (de derecha conservadora) se le atribuye el objetivo estratégico permanente de imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU.

Como definición, el lobby es una gigantesca maquinaria de presión económica y política que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono, Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de inteligencia, entre los mas importantes.

Como objetivo estratégico permanente, el lobby judío orienta sus acciones a imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU, valiéndose de funcionarios y lobbystas que operan sobre las estructuras del Estado norteamericano.

A través del lobby judío ("por derecha") el Estado militarista de Israel consigue imponer sus propias estrategias en la agenda exterior norteamericana, principalmente en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde se mimetiza con las posiciones oficiales de la representación de Washington en ese organismo clave de la política internacional.

Con esa misión el lobby tiene instalados funcionarios claves en los centros de decisión de la Casa Blanca, el Congreso, el Pentágono y el Departamento de Estado y las redes y agencias de la comunidad de inteligencia estadounidense.

Según Petras, el poder del lobby pro-Israel, que incluye al AIPAC, la Conferencia de Presidentes, los PAC y cientos de organizaciones locales formales e informales, se ve incrementado por su influencia y hegemonía sobre el Congreso, los medios de comunicación de masas, las instituciones financieras, los fondos de pensiones y las organizaciones fundamentalistas cristianas.

Los tecnócratas del lobby (neocons) provienen principalmente del lobby sionista de Israel, la derecha cristiana, los think-tanks, las fundaciones y los grandes consorcios mediáticos -diarios y cadenas televisivas y radiales- que integran la logia empresarial contratista del Complejo Militar Industrial.

 
El lobby judío en EEUU adquirió fuerza y gran capacidad de influencia en la política norteamericana hacia Oriente Medio tras la guerra árabe-israelí de 1967, cuando se creó el American-Israel Public Affairs Committee (AIPAC) y la doctrina Nixon convirtió a Israel en el gendarme regional del poder militar estadounidense en la región.

Entre los integrantes más sobresalientes del lobby (nucleados alrededor de las figuras políticas del vicepresidente Dick Cheney, y del secretario de Defensa Donald Rumsfeld) sobresale el ex secretario adjunto de defensa, Paul Wolfowitz (hoy presidente del Banco Mundial) para muchos el verdadero "cerebro".

Otros miembros destacados del grupo son Douglas Feith, el ex número tres en el Pentágono, Lewis "Scooter" Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, John R. Bolton, embajador de EEUU en la ONU, y Elliott Abrams, a cargo de la política de Medio Oriente en el Consejo Nacional de Seguridad.

También son integrantes destacados James Woolsey, ex director de la CIA, autor de la operación que intentó vincular a Saddam Hussein con el 11-S y con las cartas con ántrax en EE.UU; y Richard Perle, que renunció a su cargo de asesor del departamento de Defensa tras un escándalo empresarial.

Una vez que abandonan sus cargos en la administración estadounidense pasan a desempeñarse en los think-tanks (gabinetes estratégicos) como el American Enterprise Institute (AEI), y el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), desde los cuales siguen operando ideas y negocios para el lobby desde la función privada.

El dinero para la financiación de las estructuras operativas del lobby ("por derecha") proviene de las megacorporaciones, petroleras, armamentistas, tecnológicas, financieras, que hacen negocios tanto con el Complejo Militar Industrial como con Wall Street, y también de fundaciones conservadoras al estilo de Bradley y Olin que utilizan las fortunas legadas a tal fin por magnates que ya dejaron este mundo.

El mayor vínculo entre los think-tanks conservadores y el lobby de Israel es el Instituto Judío de Asuntos de Seguridad Nacional (JINSA, por sus siglas en inglés) de Washington, que apoya al Likud, y que involucra a muchos expertos no-judíos de Defensa, quienes hacen constantes viajes a Israel en carácter de consultivos de los halcones de los gobiernos sionistas de turno en el Estado de Israel.

El Instituto Judío para Asuntos de la Seguridad Nacional (Jinsa), que fue fundado en 1976, fue fusionado con otro grupo, el Centro para la Política de Seguridad (CSP), y posee una impresionante junta directiva que incluye al vicepresidente, Dick Cheney, y los neoconservadores Paul Wolfowitz, Richard Perle, el subsecretario de Estado, John Bolton, el subsecretario de Defensa, Douglas Feith, Michael Ledeen, la antigua embajadora en las Naciones Unidas Jeanne J. Kirkpatrick, Stephen Bryen, Joshua Muravchik, Eugene Rostow y el ex director de la CIA James Woolsey, además de varios generales y almirantes retirados.

El grupo de funcionarios y tecnócratas del lobby "por derecha" se apoderó de la administración Bush hijo por medio del vicepresidente Dick Cheney, una especie de tutor político de W., cuando éste estaba a cargo de la transición presidencial (el período entre la elección en noviembre y el acceso al poder en enero).

Cheney, asesorado en las sombras por su socio y amigo el ex presidente George Bush, padre de W., se valió de esa circunstancia para colocar en la primera línea de administración republicana a los más reputados intelectuales y tecnócratas del lobby judío "por derecha".

Desde ese espacio clave empezaron a construir las nuevas coordenadas de la política exterior del Imperio y diseñaron la nueva estrategia colonizadora del Estado norteamericano: las guerras preventivas contra el "eje del mal", plasmadas en el papel por la halcona negra Condoleezza Rice.

En esa orientación estratégica el lobby ("por derecha") empezó a construir las teorías conspirativas sobre Bin Laden y el "terrorismo amenazante" que sirvieron para justificar la invasión a Afganistán tras el 11-S, y luego la invasión a Irak.

Las teorías e hipótesis de conflicto justificatorias de esa invasiones fueron elaboradas por el lobby judío en la Oficina de Planes Especiales (una estructura paralela a la CIA y a los organismo de inteligencia) , en vinculación directa con el equipo conducido por la entonces asesora en Seguridad Nacional de Bush, Condoleezza Rice, que componían junto con Cheney y Powell (hoy retirado) la primera línea de influencia en la Casa Blanca.

Desde allí el lobby construyó las principales teorías legitimadoras de la nueva invasión a Irak en base a informes falsos como lo fue, por ejemplo, la información provista a Bush sobre las armas químicas de Saddam, y sus presuntas vinculaciones con la organización Al Qaeda de Bin Laden.

Experiencia que le valió el mote de "fabrica de mentiras" con que se conoce a esta oficina invisible del lobby en el Pentágono.

Actualmente el lobby neocon con sus jefes políticos, Dick Cheney y Donald Rumsfeld, incrementa su presión sobre la Casa Blanca para que ordene acciones militares puntuales contra Irán y Siria, básicamente bombardeos "selectivos" como los realizados en Irak antes de la invasión.

El lobby judío ("por derecha") impulsa abiertamente la intervención militar en todo el mapa de Medio Oriente para eliminar "la amenaza árabe a Israel", y sostiene que Israel y Turquía son los únicos verdaderos Estados-naciones de la región y han estado pronosticando la desintegración de algunos Estados árabes desde la primera Guerra del Golfo.

Su "biblia" funcional se condensa en un documento del año1996 titulado "Un cambio nítido: una nueva estrategia para asegurar el territorio nacional," escrito por el grupo JINSA para aconsejar al entonces primer ministro entrante israelí Benjamin Netanyahu.

Este documento abreva en las raíces de la "teoría de los bolos" del Oriente Medio, según la cual un golpe dirigido contra Irak podría derribar varios regímenes árabes del Medio Oriente.

La misma teoría la repiten ahora poniendo en el centro a Irán y Siria, y a las organizaciones radicalizadas árabes que combaten a la ocupación militar de EE.UU. en Irak.

Hasta aquí, hemos descripto resumidamente al lobby judío "de derecha" como un grupo estratégico de funcionarios y tecnócratas "ultraderechistas" que (infiltrado en la administración Bush, y desde el 11-S) orienta sus acciones a imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU.

Pero esta versión del lobby (recreada por los expertos) está incompleta, le falta un capítulo.

El lobby "por izquierda"
 
Curiosamente los expertos, tanto de izquierda como de derecha, (salvo James Petras) sólo se ocupan del lobby judío neoconservador de la administración Bush, sin ninguna mención de otras administraciones anteriores, como la del demócrata Clinton, por ejemplo.

¿Acaso el lobby judío es un invento exclusivo de la derecha fundamentalista que hoy controla la Casa Blanca?

¿Porqué cuando se habla del lobby judío en "versión conservadora" se omite, aunque sea como referencia complementaria, su "versión liberal" implementada durante las administraciones demócratas, principalmente de Carter y de Clinton?

¿Acaso con las administraciones demócratas se detiene la acción del lobby judío sobre la Casa Blanca y las estructuras institucionales del poder estadounidense?

¿Acaso con las administraciones demócratas se detienen las invasiones militares de EEUU por conquistas de mercados y apropiación de recursos naturales, como las realizadas por Bush y su administración en Irak y Afganistán?

Al liberalismo de los demócratas, en EEUU, se lo denomina "izquierda". Y al lobby judío que opera durante esas administraciones (complementarias de la derecha conservadora) habría que llamarlo, por lógica consecuencia, lobby judío "de izquierda".

O por lo menos hacer una referencia, cuando se habla del lobby judío "de derecha", que el mismo lobby que hoy opera con la derecha conservadora de Bush (con otros nombres) opera simultáneamente tanto en las estructuras del Partido Republicano como del Partido Demócrata, y de sus respectivas administraciones cuando llegan a la Casa Blanca.

Por ejemplo: ningún analista se preguntó que hacia Samuel Berger, el jefe político del lobby judío que se movía en la órbita de la administración Clinton, como principal asesor del candidato demócrata John Kerry en la última elección presidencial .

Berger, un sionista liberal "de izquierda", fue asesor de seguridad nacional durante la presidencia de Bill Clinton, pero hasta ser descubierto robando papeles secretos se desempeñaba como principal consejero en temas de seguridad del candidato demócrata John Kerry.

Samuel Berger, William Cohen y Madeleine Albright cumplieron, durante la administración de Bill Clinton, las mismas funciones para el lobby judío liberal "de izquierda" que hoy cumplen Dick Cheney, Donald Rumsfeld y Condoleezza Rice en la administración Bush.

Pero de eso los analistas no hablan, solo se ocupan de los funcionarios halcones de Bush que hoy representan al lobby "por derecha".

Desde sus puestos en la Casa Blanca los sionistas judíos "de izquierda" Berger, Albright y Cohen, tuvieron una participación clave en los bombardeos y posterior invasión de EEUU a Yugoslavia lanzada por la administración Clinton con la complicidad militar de la OTAN, en marzo de 1999.

El trío también fue el impulsor principal de las operaciones aéreas anglo estadounidenses sobre la llamada "zona de exclusión" de Irak, las que causaron miles de muertos por las bombas y por los efectos colaterales de la radiación con uranio empobrecido entre la población civil.

Esta hoja en su prontuario no les impide a los sionistas "por izquierda", Berger y a Albright, presentarse hoy (sin ningún cuestionamiento de los analistas y de la prensa del sistema ) como opositores "democráticos" acérrimos a las prácticas militaristas "unilaterales" de Bush en territorio iraquí.

Experto en contraterrorismo, Berger fue una pieza clave en la "aportación de pruebas" para las denuncias sobre "irregularidades" cometidas por la administración Bush durante los atentados terroristas del 11-S formuladas por Richard Clarke, las que fueron utilizadas mediáticamente para complicar electoralmente al actual presidente de EEUU.

La administración de Clinton invadió países y asesinó a tanta o más gente que Bush, y sin embargo la prensa imperialista lo presenta hoy como un inofensivo play boy, o como un moderno cruzado (algo cholulo) de la democracia americana ocupado en escribir libros para chicos o presentar sus memorias con un éxito editorial millonario.

Según James Petras, " Bajo el presidente Clinton, el imperio estadounidense se expandió mucho más allá de las fronteras de cualquier otro presidente desde Harry Truman. Desde los países bálticos a los Balcanes, siguiendo hacia la parte meridional de lo que antes era la URSS, EE.UU. ha establecido una cantidad de estados clientes, que son o nuevos miembros de la OTAN o "Asociados por la Paz" (clientes en espera)".

Para Petras, "El estilo de construcción del imperio de Clinton combinaba la penetración económica abierta y el reclutamiento de nuevos clientes políticos con la intervención militar y de inteligencia encubierta.

"Este último método fue utilizado sea para reforzar la influencia sobre regímenes en desintegración o para socavar a regímenes independientes, o para vencer en la competencia contra competidores europeos o japoneses, usando el espionaje económico de alto nivel, el llamado Proyecto Echelon", señala Petras.

A este caballero, Bill Clinton, la socialdemocracia "progresista" internacional, aliada de los demócratas y del lobby judío "por izquierda, presenta como un estereotipo "democrático" a Bush.

Los demócratas y el lobby judío "liberal" de la era Clinton fueron los inventores de los bombardeos "quirúrgicos", término con el que se definió el uso intensivo de misiles y bombas "inteligentes" dirigidos por sistema láser, con el que se inició la era de la supremacía de los ataques aéreos como método de conquista militar, cuyo módulo experimental fue Yugoslavia.

Durante la gestión de Clinton comenzaron las primeras operaciones encubiertas de la CIA para asesinar o derrocar a Saddam Hussein, utilizando a los mismos funcionarios títeres que hoy gobiernan para Bush en Irak, y que entonces se presentaban en Londres y en Washington como la "oposición a Saddam en el exilio".

Tras la aprobación en 1998 por el Congreso de EEUU de la denominada Acta de Liberación de Irak, la Administración Clinton se dedicó a "fabricar" pruebas de inteligencia falsas y una oposición al ex líder iraquí, con el propósito de destituirlo o de legitimar una invasión militar y un cambio de régimen interno en el país.

El lobby judío, a través de Samuel Berger junto con el secretario de Defensa, William Kohen, fueron firmes impulsores tanto del grupo terrorista de Iyav Allawi (ex primer ministro de Irak) como con el de Amhed Chalabi, quienes consiguieron cuantiosos recursos del Pentágono y de la CIA para asesinar a Saddam Hussein y preparar el terreno para la invasión militar.

El lobby judío de Clinton



El Washington Institute for Near East Policy (WINEP), creado en 1985 bajo la responsabilidad del que hasta entonces había sido el director del AIPAC, Martin Indyk, desempeñó, durante la administración Clinton el mismo rol de "think tank" del lobby neoconservador que hoy desempeña el Instituto Judío para Asuntos de la Seguridad Nacional (JINSA) en el gobierno de los halcones de Bush.

Ambas son una rama de AIPAC, la organización de presión sionista más poderosa de EEUU y de todo el planeta capitalista.

Y como dato relevante indicador de la función complementaria de ambos lobbys judíos (el de derecha con los republicanos, y el de izquierda con los demócratas) baste mencionar que el director fundador de WINEP, Martin Indyk, había sido antes director de investigación del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC).

Como ya habíamos dicho y como señalara Petras, el poder del lobby pro-Israel, que lidera el AIPAC, la Conferencia de Presidentes, los PAC y cientos de organizaciones locales formales e informales, incrementan su influencia y hegemonía sobre el Congreso, los medios de comunicación de masas, las instituciones financieras, los fondos de pensiones y las organizaciones fundamentalistas cristianas.

En 1993, tras adquirir la ciudadanía estadounidense, Indyk se convirtió en asesor especial del presidente Clinton y director para Oriente Medio del Consejo de Seguridad Nacional. Más tarde fue nombrado embajador en Israel y subsecretario de Estado para Oriente Medio y el Sudeste Asiático.

El WINEP hoy es dirigido por Dennis Ross, que actuó como coordinador del presidente Clinton en el proceso de paz de Oriente Medio. Entre los investigadores y el personal que comparte con otros institutos neoconservadores se encuentran Robert Satloff (director de política), Patrick Clawson (director de investigación), Michael Rubin y Martin Kramer.

Fue el WINEP quien impulsó la concepción estratégica norteamericana de Israel como gendarme del Medio Oriente y aliado imprescindible de EEUU contra la "expansión del islamismo" y de los Estados "terroristas" en el mundo árabe.

Los operativos del lobby judío de la administración Clinton fueron los adelantados de las teorías y estrategias para el Medio Oriente que luego pusieron en práctica los halcones sionistas de la era Bush hijo.

Los tecnócratas y funcionarios del WINEP estaban entre los consejeros más próximos al presidente Clinton en la cumbre que negociaba la paz entre palestinos e israelíes, en Camp David, en julio de 2000.

La delegación norteamericana seguía al pie de la letra las posiciones del primer ministro israelí Ehud Barak, sin ofrecer propuestas independientes para la resolución del conflicto, tal como hoy lo hacen los integrantes del lobby neocon que controla la política exterior de Bush en Medio Oriente.

Además, el lobby sionista de la era Clinton impulsó el caso de mayor abuso de poder en la historia estadounidense con el perdón presidencial otorgado para Mark Rich, un multimillonario fugitivo en la lista de los Más Buscados del FBI, que había renunciado a su ciudadanía estadounidense antes de pagar los impuestos que debía.

El gobierno de Clinton, influido por el lobby de presión sionista inició los bombardeos preventivos contra Irak desoyendo el llamado de quienes pedían que cesaran las sanciones económicas que mataban a seis mil niños cada mes.

Estas precisiones y evidencias históricas prueban, entre otras cosas, que el lobby judío no es propiedad ni creación "exclusiva" de los halcones de Bush, sino que responde a dos líneas convergentes del sionismo capitalista trasnacional que proyecta su influencia en la Casa Blanca, tanto con administraciones demócratas como republicanas.

La catedral del poder sionista
(O la madre de todos los lobbys)


 
A los analistas (escandalizados por el lobby judío derechista de Cheney y Rumsfeld) no les mereció ningún comentario el hecho de que la candidatura del demócrata Kerry fuera impulsada por el lobby judío liberal "de izquierda", encarnado por la crema de empresarios y financistas de Wall Street, entre los que se contaban, entre otros, George Soros, David Rockefeller y Warren Buffet, el segundo hombre más rico del planeta después de Bill Gates.

Todos ellos notables integrantes de la Comisión Trilateral, histórico bastión del lobby judío liberal "por izquierda".

La Comisión Trilateral, fundada por iniciativa de David Rockfeller en julio de 1973, consolida la alianza entre el poder de las trasnacionales, el de las finanzas y el de la política, gracias a una red de influencias cuyas ramificaciones se extienden a los principales sectores de la sociedad estadounidense y mundial.

Entre sus principales "cerebros" fundadores se encuentra Zbigniew Brzezinski, articulador estratégico de la política exterior de Carter, gurú "ideológico" del lobby sionista que acompañó a Clinton, y mentor doctrinario en las sombras de la campaña electoral de Kerry.

La Comisión Trilateral (CT) representaba la síntesis del proyecto que venía a terminar con los residuos ideológicos del capitalismo conservador tradicional, destinado a morir a plazo fijo junto con la Guerra Fría y la URSS.

El "nuevo orden" trilateralista (paradojalmente impulsado por los viejos consorcios del imperio norteamericano) estaba delineado por la nueva clase dirigente de la era nuclear y espacial.

Bill Clinton, como James Carter y el resto de los presidentes norteamericanos de las últimas cinco décadas, salieron de las entrañas del Council on Foreign Relations (CFR) , la Comisión Trilateral y el Bilderberg Group, columnas vertebrales del poder sionista capitalista trasnacional.

El Council on Foreign Relations (CFR) conforma una poderosa organización centralizadora del capitalismo trasnacional a nivel planetario, de muy bajo perfil público, y de alta efectividad, integrada por unos 3.600 miembros del más alto nivel, prestigio e influencia en sus respectivas disciplinas y ámbitos de poder, tanto en EEUU como en Europa.

Integra en su seno una red vertebradora del capitalismo sionista trasnacionalizado expresado en el dominio abrumador de un reducido número de empresas transnacionales de dimensiones gigantescas, mayores que Estados, sobre la producción, el comercio y las finanzas mundiales.

La concentración del capital mundial en estos mega-grupos o mega-compañías, en una proporción aplastante, que implica modificaciones de todo tipo, en la economía, en la sociedad, en la vida política, en la cultura, etc., es seguramente el aspecto más definitorio de la globalización impuesta por el poder mundial del capitalismo imperial sionista.

Este capitalismo transnacional "sin fronteras" asentado en dos pilares fundamentales: la especulación financiera informatizada (con asiento territorial en Wall Street ) y la tecnología militar-industrial de última generación (cuya expresión máxima de desarrollo se concentra en el Complejo Militar Industrial de EEUU) se expresa totalizadamente en la estructura funcional de Council on Foreign Relations (CFR)

El objetivo central expansivo de este capitalismo sionista trasnacionalizado es el control y el dominio de recursos naturales y sistemas económico - productivos, que sus defensores y teóricos llaman "políticas de mercado".

El capitalismo transnacional, a escala global, es el dueño de los estados y sus recursos y sistemas económico- productivos, no solamente del mundo dependiente, sino también de los países capitalistas centrales.

Por lo tanto los gobiernos dependientes y centrales son gerencias de enclave ( por izquierda o derecha) que con variantes discursivas ejecutan el mismo programa económico y las mismas líneas estratégicas de control político y social.

El lobby judío de Washington (por izquierda o por derecha) planifica todo el nivel de las operaciones del capitalismo trasnacional, pero el diseño de la estrategia está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos que se sientan en el cónclave del Consenso de Washington, instancia ejecutiva del "poder real".

Bush y sus halcones militaristas, como lo fueron Clinton y su troupe bancaria , son operadores circunstanciales de las necesidades estratégicas de este capitalismo sionista trasnacionalizado que, más allá de sus falsas competencias internas entre "halcones" y "moderados", entre lobby de "derecha" y lobby de "izquierda", funciona en una interacción económica - científica - tecnológica - militar totalizada.

Clinton, Rubin, y el Consenso de Washington lanzaron (en la década de los 90) la "burbuja financiera" de libre mercado y capitalismo sin fronteras, con el "sistema democrático" estandarizado como estrategia de dominio en todo el planeta, principalmente en el patio trasero latinoamericano.

Pero también (utilizando la cara "militarista" del Imperio) la administración demócrata de Clinton lanzó la invasión militar a Yugoslavia con el objetivo de expandir el capitalismo hacia los ex países comunistas de Europa del Este.

El Council on Foreign Relations, como ya se dijo, conforma la red vertebradora central de este capitalismo trasnacionalizado y "sin fronteras".

Sus redes se expresan a través de una multiplicidad de organizaciones dedicadas a promover el actual modelo global, entre las que se cuentan principalmente:

The Hudson Institute, The RAND Corporation, The Brookings Institution, The Trilateral Commission, The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, Bilderberg Group, Cato Institute, Tavestock institute, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros.

Todos estos think tanks o "bancos de cerebros", reúnen a los mejores tecnócratas, científicos y estudiosos en sus respectivos campos, egresados de los las universidades de EEUU, Europa y de todo el resto del mundo.

Su función táctica y estratégica consiste en identificar amenazas y oportunidades del entorno mundial, evaluar las fuerzas y debilidades de los intereses agrupados dentro del CFR, y realizar amplios planes estratégicos, tácticos y operativos en todos los ámbitos donde opera la estructura del capitalismo trasnacional.

El CFR nuclea a los más altos directivos de instituciones financieras, colosos industriales y medios de comunicación social, a investigadores y académicos, a oficiales militares de máxima jerarquía, y a políticos, funcionarios públicos y decanos de universidades, facultades y centros de estudios.

Los distintos niveles operativos del sionismo capitalista trasnacional, desde tecnócratas, ejecutivos y grandes "charman" del Consenso de Washington (expresión máxima del poder capitalista real) con asiento en Nueva York, están contenidos y expresadosen el Council on Foreign Relations.

Son miembros del CFR una parte mayoritaria de los presidentes, gerentes y accionistas de las empresas Fortune 500 que en su conjunto manejan casi el 80% de la economía estadounidense, emplean a más de 25 millones de personas, y tienen un valor de mercado que equivale a dos veces y media el PBI de los Estados Unidos.

Las “Fortune 500” son las 500 mayores empresas de los Estados Unidos de acuerdo al ranking que anualmente publica la revista “Fortune”.

Desde su fundación, en 1945, el CFR tuvo como vocero a la publicación internacional más prestigiosa e influyente en materia de análisis geopolítico: Foreign Affairs. Los expertos sostienen que "lo que hoy se publica en “Foreign Affairs” se transforma mañana en la política exterior oficial de los Estados Unidos".

En el CFR se concentra todo el poder mediático del lobby judío sionista (por derecha y por izquierda): CNN, CBS, NBC, The New York Times, The Daily Telegraph, Le Figaró, The Economist, The Wall Street Journal, Le Monde, The Washington Post, Time, Newsweek, US News & World Report, Business Week, RTVE, etc, todos en manos de redes empresariales que integran el CFR.

En términos operativos el CFR conforma un poderoso centro de análisis y planeamiento geopolítico y estratégico del capitalismo imperial sionista en sus fase trasnacionalizada y globalizada.

También son miembros integrantes del CFR las grandes universidades y facultades como Harvard, MIT Massachussets Institute of Technology, Columbia, Johns Hopkins, Princeton, Yale, Stanford, y Chicago, entre otras, desde donde egresan la mayoría de los profesionales que cubren los 150 puestos clave de la administración estadounidense, incluyendo los cargos más relevantes en sus fuerzas armadas.

Como ejemplo del poder "totalizador" del CFR, se puede citar algunos miembros destacados del mismo como David Rockefeller, Henry Kissinger, Bill Clinton, Zbigniew Brzezinski, George H.W. Bush, la ex-secretaria de estado Madeleine Albright, el especulador sionista George Soros, el juez de la corte suprema Stephen Breyer, Laurence A. Tisch (presidente de la cadena Lowes/CBS), el ex secretario de Estado Colin Powell, Jack Welsh (presidente de General Electric Company), W. Thomas Johnson (presidente de CNN y hoy director de Aol/Time-Warner), Katherine Graham (fallecida presidenta del grupo Washington Post / Newsweek / International Herald Tribune), Richard Cheney (vicepresidente de EE. UU., ex-secretario de defensa de George Bush (padre), y ex-presidente de la petrolera Halliburton), Samuel “Sandy” Berger (ex asesor del presidente Clinton en seguridad nacional), John M. Deutch (ex-director de la CIA del presidente Clinton), Alan Greenspan (ex presidente del Banco de la Reserva Federal), Stanley Fischer (ex-director gerente del Fondo Monetario Internacional y actual director del CitiGroup), Anne Krueger (ex vicedirectora del FMI), James D. Wolfensohn (ex presidente del Banco Mundial), Paul Volcker (presidente del CS First Boston Bank y ex-gobernador de la Reserva Federal), John Reed (director y ex-presidente de CitiGroup); los economistas Jeffrey Sachs, Lester Thurow, Martin Feldman y Richard N. Cooper, el ex-secretario del Tesoro, ex-presidente de Goldman Sachs y actual co-Chairman de CitiGroup, Robert E. Rubin, el presidente de IBM, Louis V. Gerstner, el diputado republicano, Newt Gingrich, y la asesora del presidente Bush en seguridad nacional, Condoleeza Rice, el representante comercial de Bush Robert Zoellick, Elliot Abrams, William Perry, Mark Falcoff, Paul Wolfowitz (cerebro del lobby judío "de derecha" y actual presidente del Banco Mundial) , Richard N. Perle, y Richard Armitage, entre muchos otros.

Los citados personajes conforman las "dos caras" del lobby judío que controla las estructuras operativas y estratégicas del capitalismo sionista trasnacional que hegemoniza los recursos naturales y los sistemas económicos-productivos a lo largo y a lo ancho del planeta.

Para quien quiera investigar su existencia real, puede visitar la sede del CFR en la residencial Park Avenue esquina calle 68 de la ciudad de Nueva York, donde podrá obtener un ejemplar de su Memoria y Balance en el que figuran descripciones oficiales de sus actividades y la nómina de sus más de 3.600 miembros.

En síntesis:
 
El llamado lobby judío (por "derecha" y por "izquierda) esta conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.

El lobby judío no responde solamente al Estado de Israel (como afirman los analistas de la "cara derechista" de los neocons) sino a un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos.

El lobby no solamente está en la Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del capitalismo trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel.

Este diseño del poder mundial, interactivo y totalizado, se concreta mediante una red infinita de asociaciones y vasos comunicantes entre el capital financiero, industrial y de servicios que convierte a los países y gobiernos en gerencias de enclave.

Ni la izquierda ni la derecha hablan de este poder "totalizado" por la sencilla razón de que ambas están fusionadas (a modo de alternativas falsamente enfrentadas) a los programas y estrategias del capitalismo trasnacional que controla el planeta.

Mientras no se articule un nuevo sistema de comprensión estratégica (una "tercera posición" revolucionaria del saber y el conocimiento) el poder mundial que controla el planeta seguirá perpetuándose en las falsas opciones de "izquierda" y "derecha".

Y el lobby judío de "derecha" de Bush y los halcones republicanos será sustituido -como está previsto- por el lobby judío "de izquierda" de los demócratas liberales en una continuidad estratégica de las mismas líneas rectoras del Imperio sionista mundial.

Y el mundo (de no mediar un viraje estratégico del sistema de comprensión) seguirá como hasta ahora: alienado y con el cerebro dividido.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación

martes, 2 de marzo de 2010

El Apocalipsis toca a la puerta Catástrofes seriales: ¿fenómenos climáticos o experimentos militares?

IAR Noticias) 01-Marzo-2010



Antenas del proyecto HAARP en Gakona, Alaska.

Las siete plagas de la destrucción parecen haberse desatado sobre el planeta y la humanidad. Y las interpretaciones sobre el origen de las catástrofes seriales que devastan la tierra giran desde lo científico a extrañas teorías (silenciadas oficialmente) que atribuyen esos fenómenos a experimentaciones militares orientadas al control de países y de poblaciones.

Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com



El Apocalipsis, según el capitalismo

Una serie inusitada de fenómenos climatológicos extraordinarios se registró en el planeta durante las últimas semanas.

Es como si hubiera estallado un aviso de Apocalipsis: Terremotos, lluvias de una intensidad inusitada en todo el hemisferio sur, nevadas históricas en el este norteamericano y el norte europeo, sequías devastadoras en las mismas regiones donde no hace mucho las inundaciones arrasaban a poblaciones enteras. Aludes, incendios forestales, crecidas de ríos y océanos, deshielos monumentales, hambrunas masivas.

Para la mayoría de los científicos esos fenómenos catastróficos son la consecuencia natural de la contaminación y la destrucción del planeta. Para otros es una señal mística del "fin del mundo".

Y están los que piensan que detrás de esos desastres encadenados hay un plan estratégico imperial y una manipulación científica de estos fenómenos orientados al control de países y poblaciones.

En la teoría más difundida, el calentamiento global está potenciando y acelerando el desenlace de estos fenómenos devastadores. Y la mayoría de los científicos aseguran que estas catástrofes encadenadas, llegaron para quedarse.

Según la Organización Meteorológica Mundial de la ONU, los últimos diez años fueron los más calurosos en la Tierra desde que se registran científicamente hace unos 120 años.

Científicos de la metereología hablan de un fenómeno cíclico producido por El Niño, que desata un cambio en las temperaturas y corrientes marinas, que se desarrolla cada dos a siete años en el Pacífico y que afectan desde América del Sur hasta Australia e Indonesia.

De acuerdo con la Administración Nacional de la Atmósfera y los Océanos de EEUU, la temperatura promedio del planeta entre el 2000 y el 2009 fue de 14,3 grados centígrados, un grado más que el promedio del siglo XX.

Esta situación llevó a que en los últimos 30 años se derritiera una tercera parte de los hielos del mundo, que constituyen la principal fuente de agua dulce de la mayoría de los seres humanos.

Y de acuerdo con las proyecciones del sistema de predicciones del Servicio Meteorológico Británico, el 2010 -a pesar de las nevadas históricas- ya se perfila como el año más caluroso desde que se contabilizan registros.

Según el Reporte sobre el Impacto del Clima difundido por agencias del gobierno de EEUU, estos fenómenos se acentuarán y agravarán en los próximos años. Entre los pronósticos se señala que los huracanes serán cada vez más letales en todo el Caribe, que se extenderán al sur hasta Bahía, en Brasil, y al norte hasta Nueva York. Para Europa y América del Sur se proyectan sequías y precipitaciones extremas en una misma región.


Mientras tanto, en todas las cumbres sobre "cambio climático" como las de Río, Johannesburgo, o la más reciente de Copenhague, sólo se habla de "impacto ambiental", de "emisiones contaminantes" que destruyen el planeta, sin profundizar en las raíces y causalidades del sistema capitalista que las produce.

Esta omisión (cómplice y conciente) permite hablar de la "víctima" (el planeta y la mayoría de la humanidad) sin identificar al "criminal" (los grupos y empresas capitalistas que concentran activos y fortunas personales depredando y destruyendo irracionalmente el planeta).

En el sistema capitalista (nivelado como "civilización única") la producción y comercialización de bienes y servicios (esenciales para la supervivencia humana) se encuentran en manos de corporaciones empresariales privadas que controlan desde recursos naturales (entorno medio ambiental) hasta sistemas económicos productivos (entorno social) por encima de la voluntad de gobiernos y países.

Esto implica, en primer lugar, que no son los Estados sino las empresas capitalistas (los dueños privados de los Estados) quienes deciden cuándo, cómo y en qué lugar (y sin ninguna consideración estratégica de impacto ambiental global) instalar una fábrica o una explotación industrial contaminante orientada (antes que nada) a producir riqueza privada al costo de la destrucción del planeta.

Sus expositores, los científicos y funcionarios que "alertan" sobre la catástrofe ambiental, no la relacionan con la propiedad privada capitalista, con la búsqueda de rentabilidad y concentración de riqueza en pocas manos, con la sociedad de consumo y con las trasnacionales y bancos que controlan los recursos naturales y los sistemas económicos productivos sin planificación, y sólo orientados a la ganancia privada en todo el planeta.

El sistema capitalista, como acción y como resultante es irracional, no planificado y (salvo la búsqueda de rentabilidad y de concentración de riqueza en pocas manos) carece de lógica estratégica para preservar y proteger racionalmente al planeta de su propia acción depredadora y destructiva.

En este contexto, las cumbres para hablar del calentamiento global y de los cataclismos en ascenso, siempre terminan en un fracaso a causa de lso intereses enfrentados y la sguerras por los mercados que predominan en el sistema capitalista.

En diciembre pasado, ministros de 192 países reunidos en la gran cumbre de medio ambiente de Copenhague, en diciembre, se retiraron del encuentro sin llegar a ningún acuerdo trazar estrategias y destinar fondos para combatir y prevenir estas catástrofes climáticas.

La irracionalidad (la no consideración de emergentes o de efectos colaterales nocivos y/o destructivos) convierte a las empresas capitalistas en depredadoras del medio ambiente (ríos, fauna, y animales incluidos) por la sencilla razón de que no actúan siguiendo intereses sociales generales (la preservación del planeta y de las especies), sino en la búsqueda de intereses particulares (la preservación de la rentabilidad y la concentración de riqueza privada).

Y el justificativo social (crear "fuentes de trabajo") que utilizan resulta también irracional, dado que para "dar trabajo" no solamente generan pobreza masiva por explotación del hombre por el hombre, sino que además destruyen el entorno y los recursos naturales del planeta para proveer riqueza y bienestar económico sólo a los pocos que integran la exclusiva pirámide de los beneficios empresariales en alta escala.

En consecuencia, los acuerdos se hacen dificiles, cada vez más imposibles, y a partir de esa distorsión inicial, los que prometen "luchas y planes" para salvar al mundo de la catástrofe global, son los mismos Estados y empresas capitalistas que están causando (con su accionar depredador irracional) lo que ya claramente se proyecta como un Apocalipsis natural a plazo fijo.




El Apocalipsis, según el Pentágono

Pero también están los que sostienen que los desastres climáticos, además del calentamiento global, responden a planes militares y experimentos científicos orientados al control de países y poblaciones.

De acuerdo con esta tesis, la guerra climática, la guerra biológica o la guerra química, son parte indivisible de la guerra militar para controlar países y poblaciones.

Todas a su vez, se sintetizan en la guerra psicológica para controlar y dominar la mente humana con fines del control social sin el uso de las armas (Guerra de Cuarta Generación). Su existencia operativa y sus estrategias de aplicación (exterminios masivos de personas con fines económicos y políticos) tienen origen en los laboratorios militares de las potencias centrales.

Durante el pasado terremoto de Haití, por la red circulaba una teoría inquietante: El terremoto de Haití habría sido manipulado científicamente por un programa desarrollado por la Fuerza Aérea de EEUU, o sea el Pentágono.

Concretamente se señalaba al proyecto HAARP (del inglés High Frequency Active Auroral Research Program, Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia), una investigación financiada por la Fuerza Aérea de los EEUU, la Marina y la Universidad de Alaska para "entender, simular y controlar los procesos ionosféricos que podrían cambiar el funcionamiento de las comunicaciones y sistemas de vigilancia".

El  HAARP (considerado, entre otras funciones, como una "máquina de crear terremotos"), es un calentador de la ionosfera, y actúa sobre ella como la antena más poderosa que jamás haya existido.

Pese a ser desmentida oficialmente como "conspirativa" esta tesis volvió a cobrar vigencia con el terremoto de Chile.

Según versiones que se esparcen por Internet, el cataclismo de Chile es otra manifestación del sistema experimentado por EEUU (proyecto HAARP) que permite crear anomalías climatológicas para provocar inundaciones, sequías y huracanes de intensidad inusitada.

Teóricamente,
según los defensores de esta tesis, el HAARP podría modificar el clima del planeta, desviar los jetstream o corrientes a chorro de la alta atmósfera hacia donde se tenga interés, trabaja con ondas de alta y baja frecuencia, y es considerado por algunos expertos como un peligro para la existencia de la humanidad, debido al uso potencial como arma de "guerra climatológica".

Según Roger Searle, profesor de geofísica en la Universidad de Dirham (Reino Unido) el terremoto de Haití fue 35 veces más potente que la bomba de Hiroshima. El catedrático también comparó la energía liberada por el terremoto en el país caribeño con la explosión de medio millón de toneladas de TNT.

El epicentro del sismo chileno fue a 325 kms de Santiago y resultó 50 veces más potente que el de Haití. Duró 90 segundos y fue tan fuerte que sacudió a todo el país. Hubo alertas por tsunamis y dicen que habrá más réplicas.

Según las tesis del "factor militar", estos fenómenos catastróficos se encuadran dentro de una estrategia de dominio imperial sin el uso de las armas.

A simple vista suena como una "teoría conspirativa", pero ateniéndonos a las investigaciones y verificaciones que existen sobre experimentos militares (sobre todo de EEUU y algunas potencias centrales) con armas, químicas y biológicas orientadas al exterminio masivos de seres humanos, la versión no parece tan descabellada.

En las tesis alternativas, estos fenómenos climáticos forman parte de las "guerras silenciosas" de exterminio poblacional que se originan dentro de los planes y estrategias del Pentágono para preservar y potenciar el control de EEUU, la potencia regente y dominante del sistema capitalista a escala global.

Se habla, incluso, de distintas operaciones de "aprovechamiento" de las catástrofes, cuyos objetivos van desde una "cortina de humo" para distraer la atención de la actual crisis global, hasta un plan capitalista "malthusiano" para reducir la población pobre "sobrante".

Puntualmente, la teoría sobre los terremotos como experimento científico aparece como "conspirativa", pero si se la asocia dentro de un contexto de experimentación militar con las "guerras silenciosas" ensayadas por el Pentágono, bien podría calificarse como verosímil.

Además, y como segundo objetivo central, todo lo que se destruye se debe "reconstruir", y todo lo que enferma se debe "curar", es la máxima que sigue siempre el sistema capitalista para arrancar rentabilidad tanto de las crisis económicas, como de las catástrofes, las epidemias y las guerras.

Suena pesadillesco, pero los laboratorios están, los científicos están, y los proyectos están, según una multitud de informes nunca desmentidos.

Entonces, si decenas de documentos describen estos proyectos, si oficialmente se reconocen que existen aunque no se los detallan, cabe una pregunta: ¿Porqué el Pentágono invertiría dinero y tecnología en experimentos que jamás serán usados?

Nadie sabe responderla, y las catástrofes seriales se siguen sucediendo sobre el planeta.


(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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