(IAR Noticias) 09-Septiembre-2010
Un ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública norteamericana. No obstante, está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales. En este escenario hay que leer la nueva operación desatada con el anuncio de una quema de ejemplares del Corán por parte de una iglesia financiada por la CIA en el marco de un nuevo aniversario del 11-S.
Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/
La histeria "antimusulmana"
Una encuesta del centro de estudios Pew publicada el martes revela que la proporción de estadounidenses que tiene una visión favorable hacia el Islam ha caído de un 41% en 2005 a un 30%.
En tanto, el número de aquellos que piensan que el Islam promueve la violencia más que otras religiones se mantiene estable en torno a uno de cada tres encuestados.
Los analistas consideran aún más alarmante el "irracional" aumento del número de estadounidenses que piensa que el presidente Barack Obama es musulmán.
Casi una quinta parte de los estadounidenses (18%) opina así, según una encuesta del centro Pew hecha con anterioridad al respaldo que el presidente USA dio al proyecto de mezquita en la zona cero.
El fanático religioso extremista declaró como "Día Internacional de la Quema del Corán" el sábado, cuando se cumple el aniversario de los ataques.
Asimismo la fecha coincide este año con Eid al Fitr, la fiesta que marca el fin del mes de ayuno del Ramadán, la mayor festividad musulmana.
En octubre de 2003, extremistas sionistas y evangélicos se reunieron en el hotel Rey David de Jerusalén en presencia del neocon Richard Perle –entonces presidente del Consejo para la Política de Defensa del Pentágono e influyente consejero de George Bush II– y de varios ministros del gobierno de Sharon para celebrar "el surgimiento de la Jerusalén celeste que tendrá lugar después de la destrucción del Islam".
La corriente evangélica extremista, que dice contar con más de 70 millones de fieles en EEUU, y que dispone de de miles de "pastores-propagandistas" como Terry Jones , fue una columna vertebral en la generación del consenso para las invasiones a Irak y Afganistán cuyo desenlace se precipitó con los ataques del 11-S en EEUU.
El odio profesado al Islam, al igual que su desprecio por los árabes, convirtieron a este sector del extremismo religioso en instrumento clave de los planes del lobby sionista militar orientados a terminar con Irán y los gobiernos islámicos en el marco de un proyecto estratégico de "remodelación del Medio Oriente", para someterlo a la hegemonía del eje EEUU-Israel-UE.
En este escenario, hay que leer el anuncio de quema de ejemplares del Islam que desató un nuevo proceso de histeria "antimusulmana" en momento de escalada del conflicto militar en Medio Oriente.
La "furia musulmana"
En febrero de 2006, también en una escalada del conflicto nuclear con Irán en la ONU, y cuando se comenzaba a hablar de un ataque de EEUU a ese país, una revista europea publicó doce caricaturas de Mahoma desatando un proceso mundial de "furia musulmana" con destrozos, muertos, heridos, e incendios de embajadas de países europeos en Asia, Europa, África y Medio Oriente.
Por primera vez, EEUU, Israel y la Unión Europea acusaron a Irán de estar detrás de esas gigantescas movilizaciones de "furia musulmana" contra el "mundo occidental", culpando al gobierno de Teherán de organizar y financiar esas movilizaciones violentas que duraron casi una semana.
Dos sondeos posteriores indicaron que el temor a Irán se había disparado entre los estadounidenses que consideraban al gigante islámico como el "mayor peligro" para Estados Unidos. Mahoma reemplazaba a Al Qaeda.
Según uno de los sondeos del Centro de Investigación Pew, Irán se se había convertido en la principal preocupación internacional de los estadounidenses, cuya mayoría estuvo a favor de una intervención armada para disuadirlo de sus ambiciones nucleares.
Según los resultados del sondeo Irán representaba “la amenaza número uno”, por delante de China, Irak y Corea del Norte.
Una mayoría aplastante de los participantes en la encuesta decía creer que Irán atacaría a Israel (72 por ciento) y a Estados Unidos o Europa (66 por ciento) si el país islámico llegara a desarrollar armamento nuclear. Además, el 82 por ciento aseguraba que, de completar con éxito el enriquecimiento de uranio, Irán facilitaría armamento a terroristas.
Los resultados del Centro Pew se sumaban a los de otro sondeo del diario Los Angeles Times, según el cual un 57 por ciento de los estadounidenses respaldarían en ese momento una intervención militar en Irán si el país desarrolla capacidad nuclear
Policía británico en alerta ante la posibilidad de atentados terroristas. (febrero 2006)
La utilización de la "amenaza islámica"
En otras palabras, el "terrorismo islámico" tendría que salir de la amenaza potencial para convertirse en realidad, a través de la "furia islámica" complementada con ataques terroristas con muertos y heridos que justifiquen un ataque a Irán.
Antes de las acciones militares contra Irán los expertos USA parecen buscar reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia islámica" que demuestre a qué grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Las "alertas terroristas" con amenazas de "ataques inminentes" desataron otra ola de psicosis mundial con el "terrorismo" y nuevamente las comunidades islámicas de Gran Bretaña y Europa se vieron sometidas a cacerías y detenciones de sospechosos de integrar un "complot terrorista".
Simultáneamente el eje EEUU-Israel-Unión Europea conectó las "alertas terroristas" y las "amenazas de ataque" acusando a la república islámica de estar detrás de las operaciones de Hezbolá en Líbano y de financiar la estructura mundial del "terrorismo", al que siempre se le asocia la categoría "islámico".
En sucesivos informes, desde 2006 hasta ahora, los servicios británicos y Scotland Yard elaboraron documentos según los cuales Al Qaeda y las organizaciones extremistas islámicas estaban en condiciones de producir "ataques terroristas nucleares" en cualquier ciudad europea.
Las alertas y amenazas continuaron así como las detenciones de supuestos integrantes de "redes islámicas" en perpetuo complot para producir "atentados terroristas" denunciados o "desactivados" en Londres o en Nueva York.
La nueva operación
La nueva operación, utilizando como instrumento el anuncio de quema de ejemplares del Corán, parece apuntar hacía dos objetivos claros: reactivar la "furia musulmana" en el mundo, y utilizarla como un efecto polarizante para generar consenso a potenciales operaciones militares contra Irán planificadas por el Pentágono y la plana mayor israelí.
En el mundo de la CIA y de los servicios aliados del "mundo occidental", nada sucede por casualidad. El frente de "guerra contraterrorista" es parte indivisible de la estrategia para preparar las bases del consenso internacional a un ataque a Irán como parte del plan de "remodelación" de Medio Oriente que empezara con los halcones de la era Bush hijo.
Un ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública norteamericana.
No obstante, está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales.
Para un conjunto de expertos, la perspectiva del conflicto iraní combina dos escenarios fluctuantes y simultáneos: el "frente diplomático" y el "frente militar" que sobrevendrá inevitablemente si EEUU y las potencias aliadas no alcanzan una fórmula para presionar a Irán a abandonar su programa con las sanciones económicas en la ONU.
En este marco, los ejercicios militares de Irán, Siria e Israel, y la preparación de nuevas acciones contra Gaza y Libano, son simultáneos a los movimientos y las "señales" militares en el Golfo -registradas por la prensa norteamericana- y son indicativos de que el eje Washington-Israel se apresta a dar un "desenlace militar" al dilatado conflicto con Irán, una pieza central en el plan del sionismo militar.
Las operaciones contra Hamás y Hezbolá, en Gaza y Líbano, son simultáneas y convergentes con el "frente diplomático" y el "frente antiterrorista" contra Irán y Siria, y van a tener un desenlace en el "frente militar" una vez que la imposición de bloqueos y sanciones fracasen en todas sus líneas como está previsto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
A nivel de "testeo", las caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una explosión de "furia islámica" con Irán como responsable y organizador, puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese país entre la sociedad estadounidense.
Hasta ahora, el plan de las "alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña para ligar a Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un consenso masivo para un ataque a Irán en EEUU, Europa y el resto del mundo.
No obstante, los expertos USA-israelíes saben que antes de las acciones militares contra Irán tienen que reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia islámica" que demuestre a que grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Este es el objetivo de base que busca la operación de provocación al mundo musulmán con la quema de ejemplares del Corán en el aniversario del 11-S.
Una nueva "furia musulmana" desatada en el mundo, galvanizaría (y reactualizaría) el apoyo a un ataque a Irán y a nuevas operaciones militares contra Gaza y Líbano, en EEUU y Europa.
En este escenario, hay que leer la operación lanzada con la quema del Corán.
Un ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública norteamericana. No obstante, está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales. En este escenario hay que leer la nueva operación desatada con el anuncio de una quema de ejemplares del Corán por parte de una iglesia financiada por la CIA en el marco de un nuevo aniversario del 11-S.
Por Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
IAR Noticias/
La histeria "antimusulmana"
En plena escalada del conflicto nuclear con Irán, y en el contexto de nuevas y duras sanciones en la ONU, una reacción generalizada de histeria "antimusulmana" se desató en EEUU a partir del anuncio de quemas de ejemplares del Corán anunciado por una iglesia protestante integrante de una red financiada por la CIA.
Esta operación se anunció dentro de cuadro generalizado de rechazo al Islam activado por el anuncio de la construcción de una mezquita en la zona de los atentados del 11-S.
Dos terceras partes de los habitantes de Nueva York están en contra de la construcción de la mezquita junto a la Zona Cero, según un sondeo realizado por el New York Times. Uno de cada cinco encuestados confiesa sentir aversión hacia los musulmanes.
Una encuesta del centro de estudios Pew publicada el martes revela que la proporción de estadounidenses que tiene una visión favorable hacia el Islam ha caído de un 41% en 2005 a un 30%.
En tanto, el número de aquellos que piensan que el Islam promueve la violencia más que otras religiones se mantiene estable en torno a uno de cada tres encuestados.
Los analistas consideran aún más alarmante el "irracional" aumento del número de estadounidenses que piensa que el presidente Barack Obama es musulmán.
Casi una quinta parte de los estadounidenses (18%) opina así, según una encuesta del centro Pew hecha con anterioridad al respaldo que el presidente USA dio al proyecto de mezquita en la zona cero.
En este contexto, y no por casualidad, Terry Jones, pastor de la Iglesia cristiana Dove World Outreach Center, en Gainesville, Florida, anunció su plan de quemar ejemplares del Corán para conmemorar los atentados del 11 de septiembre, lo que terminó de desatar una histeria "antimusulmana" en EEUU.
El fanático religioso extremista declaró como "Día Internacional de la Quema del Corán" el sábado, cuando se cumple el aniversario de los ataques.
Asimismo la fecha coincide este año con Eid al Fitr, la fiesta que marca el fin del mes de ayuno del Ramadán, la mayor festividad musulmana.
La utilización del sector religioso extremista para "demonizar" al mundo islámico se concretizó a través de la misión que empezaron a jugar las iglesias evangélicas integradas a una red controlada y financiada por la CIA cuyas operaciones encubiertas de preparación del terreno para un ataque a Irán, se empezaron a proyectar dentro y fuera de EEUU tras el 11-S..
Terry Jones, y la Iglesia evangélica Dove World Outreach, son miembros activos de esa red de operaciones encubiertas con la religión que reivindica la existencia del Estado de Israel y propugna la extinción del Islam.
En octubre de 2003, extremistas sionistas y evangélicos se reunieron en el hotel Rey David de Jerusalén en presencia del neocon Richard Perle –entonces presidente del Consejo para la Política de Defensa del Pentágono e influyente consejero de George Bush II– y de varios ministros del gobierno de Sharon para celebrar "el surgimiento de la Jerusalén celeste que tendrá lugar después de la destrucción del Islam".
La corriente evangélica extremista, que dice contar con más de 70 millones de fieles en EEUU, y que dispone de de miles de "pastores-propagandistas" como Terry Jones , fue una columna vertebral en la generación del consenso para las invasiones a Irak y Afganistán cuyo desenlace se precipitó con los ataques del 11-S en EEUU.
El odio profesado al Islam, al igual que su desprecio por los árabes, convirtieron a este sector del extremismo religioso en instrumento clave de los planes del lobby sionista militar orientados a terminar con Irán y los gobiernos islámicos en el marco de un proyecto estratégico de "remodelación del Medio Oriente", para someterlo a la hegemonía del eje EEUU-Israel-UE.
En este escenario, hay que leer el anuncio de quema de ejemplares del Islam que desató un nuevo proceso de histeria "antimusulmana" en momento de escalada del conflicto militar en Medio Oriente.
La "furia musulmana"
En febrero de 2006, también en una escalada del conflicto nuclear con Irán en la ONU, y cuando se comenzaba a hablar de un ataque de EEUU a ese país, una revista europea publicó doce caricaturas de Mahoma desatando un proceso mundial de "furia musulmana" con destrozos, muertos, heridos, e incendios de embajadas de países europeos en Asia, Europa, África y Medio Oriente.
Por primera vez, EEUU, Israel y la Unión Europea acusaron a Irán de estar detrás de esas gigantescas movilizaciones de "furia musulmana" contra el "mundo occidental", culpando al gobierno de Teherán de organizar y financiar esas movilizaciones violentas que duraron casi una semana.
Dos sondeos posteriores indicaron que el temor a Irán se había disparado entre los estadounidenses que consideraban al gigante islámico como el "mayor peligro" para Estados Unidos. Mahoma reemplazaba a Al Qaeda.
Según uno de los sondeos del Centro de Investigación Pew, Irán se se había convertido en la principal preocupación internacional de los estadounidenses, cuya mayoría estuvo a favor de una intervención armada para disuadirlo de sus ambiciones nucleares.
Según los resultados del sondeo Irán representaba “la amenaza número uno”, por delante de China, Irak y Corea del Norte.
Una mayoría aplastante de los participantes en la encuesta decía creer que Irán atacaría a Israel (72 por ciento) y a Estados Unidos o Europa (66 por ciento) si el país islámico llegara a desarrollar armamento nuclear. Además, el 82 por ciento aseguraba que, de completar con éxito el enriquecimiento de uranio, Irán facilitaría armamento a terroristas.
Los resultados del Centro Pew se sumaban a los de otro sondeo del diario Los Angeles Times, según el cual un 57 por ciento de los estadounidenses respaldarían en ese momento una intervención militar en Irán si el país desarrolla capacidad nuclear
A nivel de "testeo", las caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una explosión de "furia islámica" con Irán acusado de responsable y organizador, puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese país entre la sociedad estadounidense.
Policía británico en alerta ante la posibilidad de atentados terroristas. (febrero 2006)
La utilización de la "amenaza islámica"
En este escenario, el plan de las "alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña y la UE para ligar a Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un consenso masivo en EEUU, Europa y el mundo, para un ataque militar de EEUU a Irán.
En otras palabras, el "terrorismo islámico" tendría que salir de la amenaza potencial para convertirse en realidad, a través de la "furia islámica" complementada con ataques terroristas con muertos y heridos que justifiquen un ataque a Irán.
Antes de las acciones militares contra Irán los expertos USA parecen buscar reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia islámica" que demuestre a qué grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Las "alertas terroristas" con amenazas de "ataques inminentes" desataron otra ola de psicosis mundial con el "terrorismo" y nuevamente las comunidades islámicas de Gran Bretaña y Europa se vieron sometidas a cacerías y detenciones de sospechosos de integrar un "complot terrorista".
Simultáneamente el eje EEUU-Israel-Unión Europea conectó las "alertas terroristas" y las "amenazas de ataque" acusando a la república islámica de estar detrás de las operaciones de Hezbolá en Líbano y de financiar la estructura mundial del "terrorismo", al que siempre se le asocia la categoría "islámico".
En sucesivos informes, desde 2006 hasta ahora, los servicios británicos y Scotland Yard elaboraron documentos según los cuales Al Qaeda y las organizaciones extremistas islámicas estaban en condiciones de producir "ataques terroristas nucleares" en cualquier ciudad europea.
Las alertas y amenazas continuaron así como las detenciones de supuestos integrantes de "redes islámicas" en perpetuo complot para producir "atentados terroristas" denunciados o "desactivados" en Londres o en Nueva York.
La nueva operación
La nueva operación, utilizando como instrumento el anuncio de quema de ejemplares del Corán, parece apuntar hacía dos objetivos claros: reactivar la "furia musulmana" en el mundo, y utilizarla como un efecto polarizante para generar consenso a potenciales operaciones militares contra Irán planificadas por el Pentágono y la plana mayor israelí.
En el mundo de la CIA y de los servicios aliados del "mundo occidental", nada sucede por casualidad. El frente de "guerra contraterrorista" es parte indivisible de la estrategia para preparar las bases del consenso internacional a un ataque a Irán como parte del plan de "remodelación" de Medio Oriente que empezara con los halcones de la era Bush hijo.
Un ataque a Irán, en un contexto de decadencia hegemónica de EEUU, parecería, a simple vista, como improbable, falto de consenso internacional, y sin la aprobación masiva de la opinión pública norteamericana.
No obstante, está probado (así lo demostraron el 11-S, el 11-M, el 7-J) que la opinión pública, a favor de un ataque judeo-norteamericano a la nación islámica, puede ser fabricada en sólo horas por las grandes cadenas mediáticas internacionales.
Para un conjunto de expertos, la perspectiva del conflicto iraní combina dos escenarios fluctuantes y simultáneos: el "frente diplomático" y el "frente militar" que sobrevendrá inevitablemente si EEUU y las potencias aliadas no alcanzan una fórmula para presionar a Irán a abandonar su programa con las sanciones económicas en la ONU.
En este marco, los ejercicios militares de Irán, Siria e Israel, y la preparación de nuevas acciones contra Gaza y Libano, son simultáneos a los movimientos y las "señales" militares en el Golfo -registradas por la prensa norteamericana- y son indicativos de que el eje Washington-Israel se apresta a dar un "desenlace militar" al dilatado conflicto con Irán, una pieza central en el plan del sionismo militar.
Las operaciones contra Hamás y Hezbolá, en Gaza y Líbano, son simultáneas y convergentes con el "frente diplomático" y el "frente antiterrorista" contra Irán y Siria, y van a tener un desenlace en el "frente militar" una vez que la imposición de bloqueos y sanciones fracasen en todas sus líneas como está previsto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
A nivel de "testeo", las caricaturas de Mahoma demostraron (a través de las mediciones) como una explosión de "furia islámica" con Irán como responsable y organizador, puede detonar en horas consenso masivo para un ataque militar a ese país entre la sociedad estadounidense.
Hasta ahora, el plan de las "alertas terroristas" (como el que está funcionando en Gran Bretaña para ligar a Irán con el "terrorismo"), parecería insuficiente para generar un consenso masivo para un ataque a Irán en EEUU, Europa y el resto del mundo.
No obstante, los expertos USA-israelíes saben que antes de las acciones militares contra Irán tienen que reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia islámica" que demuestre a que grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Este es el objetivo de base que busca la operación de provocación al mundo musulmán con la quema de ejemplares del Corán en el aniversario del 11-S.
Una nueva "furia musulmana" desatada en el mundo, galvanizaría (y reactualizaría) el apoyo a un ataque a Irán y a nuevas operaciones militares contra Gaza y Líbano, en EEUU y Europa.
En este escenario, hay que leer la operación lanzada con la quema del Corán.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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