RICARDO MIR DE FRANCIA
JERUSALÉN
JERUSALÉN
INFORME GOLDSTONE
Durante semanas negó haber utilizado fósforo blanco en la guerra de Gaza del pasado invierno. Más tarde admitió su empleo, pero solo de forma legal; es decir, a modo de cortina de humo para cubrir el avance de sus tropas en espacios abiertos y despoblados. El fin de semana, finalmente, Israel reconoció el uso indebido de fósforo blanco en zonas densamente pobladas de Gaza. Así se recoge en sus alegaciones remitidas a la ONU en respuesta al informe Goldstone, que acusa a Israel y Hamás de cometer numerosos crímenes de guerra en Gaza.La respuesta presentada el viernes por el Ejecutivo israelí está lejos de ser la investigación independiente que requería el juez surafricano Richard Goldstone, objeto de una feroz e incansable campaña de difamación en Israel. Ha sido el Ejército quien ha ejercido de juez y parte, investigando más de un centenar de las acusaciones detalladas en el documento de la ONU. En la respuesta se evidencian contradicciones entre los militares y el Gobierno.
El Ejecutivo afirma en su versión enviada a la ONU que al coronel Ilan Malka y al general Eyal Eisenberg se les abrió un expediente sancionador por «excederse en su autoridad al aprobar el uso de proyectiles de fósforo poniendo en peligro la vida humana». El Ejército niega categóricamente la apertura del expediente.
ASEDIO / El incidente se refiere al asedio con artillería de fósforo blanco de la sede de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Sus edificios albergaban el 15 de enero del 2009 almacenes con toneladas de comida y medicinas, personal de la ONU y 700 civiles palestinos que habían huido de sus casas. Human Rights Watch sostiene que varios oficiales de la ONU llamaron reiteradamente al Ejército para que dejara de disparar, pero la lluvia de fuego siguió hasta que se incendiaron los almacenes.
La organización de derechos humanos israelí, B’tselem, se preguntó ayer por qué no se han tomado medidas respecto a otros casos similares en los que docenas de personas murieron. Las pruebas abundan. Hay fotos de civiles abrasados en el hospital Nasser y de colegios asolados por el fósforo. Cientos de fábricas, colegios, hospitales y miles de viviendas fueron arrasadas. «El encubrimiento demuestra que el Ejército no puede investigarse a sí mismo», dijo ayer B’tselem.