Este artículo firmado por Nikola Tesla fue publicado el 21 de abril de 1907 por el diario The World, de Joseph Pulitzer.
En él, el inventor serbio explica con todo detalle el funcionamiento de sus torpedos teledirigidos y propone un sistema eficaz para combatir a los temibles acorazados de la época: un dispositivo capaz de detonar bajo el agua una carga explosiva que provoque una ola gigante y engulla las embarcaciones enemigas.
Ilustrado por Worden G. Wood y bajo el título “Tesla's tidal wave to make war impossible” (La ola gigante de Tesla hará imposible la guerra), el artículo es un resumen de las obsesiones de Tesla: su sistema de ataque submarino, que trató de vender una y otra vez al Departamento de Defensa, y su pretensión de acabar con las guerras mediante un arma tan temible que hiciera disuasorio cualquier ataque. “No están lejos los tiempos”, escribe Tesla, “en que las tremendas pérdidas de la guerra se acabarán”.
La idea, explica en el artículo, es colocar una carga explosiva en un torpedo teledirigido y hacerlo llegar hasta las proximidades del acorazado. Cargado con unas 30 toneladas de dinamita, continúa Tesla, la carga podría ser detonada a distancia en el momento adecuado provocando una gigantesca perturbación en el agua y abriendo un agujero de casi 200 metros de profundidad junto a la nave.
“Es inútil imaginar el efecto de una erupción semejante en una nave situada en las proximidades, por muy grande que sea”, asegura el inventor. “La flota completa de un gran país, situada en los alrededores, sería destruida”, afirma.
Según los cálculos de Tesla, “el primer impacto sería fatal”, y “durante más de diez segundos la nave sería sumergida por completo y se precipitaría sobre el agujero… en algo parecido a una caída libre”. “Después”, sentencia, “la nave se hundiría muy por debajo de la superficie, para no regresar jamás”.
La idea de Tesla, que hoy día nos parece un disparate extravagante, fue puesta en práctica de alguna forma por el ejército de Estados Unidos muchos años después, durante las pruebas nucleares submarinas del pacífico. En esta secuencia, de una explosión en el atolón Enewetak, podéis comprobar vosotros mismos si se parece o no al sistema propuesto por Tesla: