Zapatero ha terminado por ser una versión deformada de Hitler en un espejo franquista. Al síndrome de desrealización que acompaña al usurpador cargo de un Presidente de Gobierno español —al que el pueblo no vota en elecciones al efecto— se le une además la mística de profeta de salón del Führer alemán, aunque sin la grandiosidad estética de la escenificación nazi, ni la wagneriana resonancia de la oratoria de aquél; los que se dirigen con dudas al monclovita, gente del partido o no, siempre escuchan la misma respuesta: confien en mi, siempre he tenido suerte, saldremos en 2010, 2011... de la crisis. Cuando se repasa el discurso que Hitler dió en la muniquesa Löwenbräukeller en las vísperas del desastre de Stalingrado, estamos escuchando a un ZP con un cociente intelectual amplificado.
Y por otra parte, la providencia "nazi" Zapateriana, aunque alejada del pragmatismo tecnócrata de un tardío Franco, supera las manera autocráticas de aquél. El tardofranquismo no se atrevió con un estado de alarma, ni a sacar decretos ley sistemáticamente para legislar, cambiar consejos de ministros a golpe de sectarismos falangistas y menos caer en las garras de la oligarquía nacional e internacional simulando haciéndolo por el bien de la patria. Bajo las actuales circunstancias, no es de extrañar pues, que las cada vez más numerosas encuesta que circulan por internet, pongan a ZP como peor gobernante aún que Franco.
Sin embargo, no nos engañemos, ZP no es más que un espantajo de la partitocracia, mantenido para crear la ficción de que todo cambiará cuando el tirano caiga. Los mismos jefes de partido que le han podido meter una moción de censura, antes de que el leonés llevase la destrucción del país a su última fase berlinesa, han mirado para otro lado y puesto el cazo. Nacionalismos y oposición, todos la misma mierda. Pasará con Rajoy lo mismo que ha pasado con ZP, antes con Aznar y ánte aún con Mr. X. La monarquía de los partidos sin control, el estado totalitario en función de los intereses de la mafia de los partidos políticos, es la causa de que siempre se tenga a un tirano de opereta en la Moncloa y no a un Presidente de Gobierno democrático.
PEPE FERNÁNDEZ