Año de emisión: 1987
Programa: "Espacio en Blanco"
Defendámonos de los dioses
Comenta Freixedo de los dioses, con minúscula, que son seres, habitualmente invisibles a nuestros ojos, más inteligentes que los humanos, que habitan o visitan este planeta, quizás en otros planos dimensionales, vibratorios o espacio-temporales, y que se han dedicado a manipular el psiquismo y la conducta humana para obtener alimento, conocimiento y diversión, desde la más remota antigüedad tal y como recoge en su libro homónimo.
Este libro es fundamental para conocer la ideología de Freixedo. Es la primera aproximación, pero muy vasta, al fenómeno paranormal, a la teoría de las escalas cósmicas, los diferentes niveles de existencia, y al hecho de que, desde hace centurias, las entidades de niveles superiores, pero próximos a nuestro nivel, han brincado a nuestro propio nivel de existencia para aprovecharse de nosotros.
Esas "entidades" han tomado diversas formas para presentarse ante el hombre, de acuerdo con la época. Han sido muy diversas pero muy evidentes y se han servido de muchas artimañas y herramientas místicas para llegar a nosotros, sin que se sepa exactamente para qué, aunque Freixedo plantea por primera vez que nos necesitan de una forma parecida, pero más evolucionada, a la forma en que nosotros necesitamos a los animales. La constante en todas esas intervenciones es que todo lo que dichos seres hacen y dicen para convencer al hombre es mentira, y muy poco beneficio han traído a la humanidad en general.
Freixedo se sirve de la biblia cristiana y del pentateuco para probar sus afirmaciones, que no son sino verdades escritas en esos mismos libros, evidencias claras de lo que Freixedo ha planteado, escritas en nuestras mismas narices, pues en cada hogar católico-cristiano del mundo hay una biblia, sin embargo la mala interpretación (inducida por esos mismos seres), ha llevado a ignorar torpemente las realidades confesadas palabra por palabra en dichos escritos.
El punto de "la mala interpretación" es delicado pues, como en todo, cada quién entiende lo que quiere (o lo que puede) de cualquier lectura. En el caso de la biblia, ésta debe leerse como cualquier otro histórico: con objetividad, claridad de pensamiento, con la mente alerta y despierta para conocer testimonios, episodios y hechos, y sin apasionamientos estúpidos e inútiles.
Fuente: Realidad alternativa