En España, la lucha político-social es como una partida de ajedrez —las blancas, a la derecha; las negras, a la izquierda— que siempre termina en tablas. Como en toda partida de ajedrez, a quienes la juegan no les pasa nada. Se dan la mano y empiezan otra. A quienes les duele es a las piezas que han caído en la caja: la mayor parte son peones, como tú y como yo; también hay algunos alfiles y caballos. Todos han luchado encarnizadamente, a muerte, alineados con los suyos.
¿Cómo es posible que nadie se dé cuenta de lo que sucede, peón?
¿Cómo juegan las negras la partida de una manera tan mezquina e irresponsable?
¿No te imaginas la causa?
Ah, si pudieras ver las manos que mueven las piezas, entenderías el motivo. Son las de un solo demiurgo que, displicente, juega la partida contra sí mismo.
Autor: El Abuelo Picador
Fuente: Acratas
Ah, si pudieras ver las manos que mueven las piezas, entenderías el motivo. Son las de un solo demiurgo que, displicente, juega la partida contra sí mismo.
Autor: El Abuelo Picador
Fuente: Acratas