En Tanzania, concretamente, en el parque de Serengueti, cuando comienza la temporada de lluvias, los ríos se desbordan de sus cauces. Este es el momento también en que los animales de aquel lugar emigran a zonas más adecuadas para su supervivencia y se ven obligados a enfrentarse a las crecidas de las aguas para llegar a su destino. Este año, las crecidas han sido especialmente importantes y turbulentas y no ha sido tarea fácil para los mamíferos más jóvenes, que se han visto con serias dificultades para no perecer ahogados.
El hipopótamo, al que se dedica este post, a diferencia de lo que haría habitualmente, atacando a animal de cualquier otra especie que se acerca al río donde él se baña en su territorio, pone aquí un empeño heróico en salvar a dos crías, una de antílope y otra de cebra. Por alguna razón, eligió a esos animales, entre los más indefensos, para acercar su morro al cuello de los animales y ayudarles a salir a flote.
Este ejemplo de cooperación espontánea entre especies diferentes no es nada raro en la naturaleza. Este caso me emociona especialmente porque el animal consigue salvar a dos pequeñas crías.
Es un ejemplo maravilloso de las perlas preciosas que esta Tierra lleva en su seno y que nosotros, los seres humanos, aun conservamos también.
Ese es el espíritu que nos salvará.
Fuente: Trinity a Tierra