Maldito Hijo de Perra así lo ha advertido, con su hocico bien entrenado en las obras de Curzio Malaparte.
Y nada menos que ZP se lo ha confirmado hoy. Ciertamente, Rubalcaba y Pepiño Blanco han superado al italiano en fantasía e imaginación. Todo parece haber sido preparado al milímetro, desde los detalles de puesta en escena hasta su desarrollo melodramático, en una noche que recuerda a aquella del 23-F. El paralelismo es evidente: el Rey y el Presidente de Gobierno, oportunamente ausentes; todo se encomienda a unos segundos espadas: Rubalcaba y Pepe Blanco (cual Armada y Tejero), que desarrollan paso a paso el guión ya preparado.
Los pastores de aviones han picado, como era predecible, ante un decreto sacado con toda la intencionalidad del mundo para provocar la reacción buscada. Magistralmente, se usa la Constitución del 78 para llevar a cabo el autogolpe de manera legal, buscando además el apoyo de la población, a la que ya se ha preparando criminalizando a un colectivo mediante las consabidas técnicas propagandísticas de Goebbels.
Se saca a los militares a la calle, pero sin bullicio ni tejeradas, mientras Pepe Blanco habla de chantajes y conspiración contra el país —sedición dice—, manejando perfectamente los tiempos de la psicología junguiana (no por casualidad, es el mismo cargo, sedición, por el que se crucificó a Jesús). Se decreta el Estado de Alarma, que es aceptado por todas las fuerzas políticas: el Rey, los sindicatos de tapadillo, la judicatura y, por supuesto, la Fiscalía del Estado, amagando ésta con perseguir legalmente a los culpables. La prensa asiente, el pueblo aplaude.
Rubalcaba y Pepe Blanco, Pepe Blanco y Rubalcaba, se alternan en los medios con exquisita complementariedad. El uno completa lo que el otro insinúa, se está fabricando el decreto del 3D entre bambalinas; nada se deja a la improvisación, no se nota el recitado, todo fluye con la naturalidad que imprime este diunvirato en funciones. Es el Golpe de Estado de un exquisito científico, no el de un picoleto cuartelero; auténtico I+D aplicado con el que España se asoma sin complejos al siglo XXI: del 23F al 3D.
Con todo amarrado y bien amarrado, ya pueden regresar con total seguridad el Rey y el Presidente del Gobierno, que se limitan a participar en los actos oficiales consagrados a la Constitución como si nada hubiera pasado. ZP, ya sin temor, aupado por el triunfo y la aceptación del autogolpe, descubre sus cartas. Rajoy, quizá la parte más floja del drama por su mala teatralidad desde las islas canarias, se ve implicado en el ajo desde el principio.
Va a apoyar la extensión del Estado de Alarma todo lo que haga falta. Estamos ante el germen del gobierno de concentración que ha sido requerido por los EEUU y la UE (eje Franco-Alemán) para imponer las durísimas medidas represivas y recortes de derechos (periodísticamente, reformas) con la garantía de que las fuerzas de seguridad, y en caso extremo el Ejército, reprimirán, con el paraguas constitucional, todo conato de revuelta, ante la más que previsible respuesta por parte de la población —Grecia delenda est—.
Y es que es, justamente en ese intervalo de prórroga que se pide, cuando tales reformas van a ser ejecutadas. Es admirable la capacidad de supervivencia del Régimen y lo bien que conocen la psicología de rebaño de los súbditos que manejan. Algo parecido pensaba el abuelo del Juanca cuando dio su visto bueno al autogolpe del General Primo de Rivera, ya sabemos lo que pasó después. Ojalá esta vez la República sea la de verdad.
Fuente: Acratas