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jueves, 21 de octubre de 2010

¿Cuánto dinero de sus impuestos ha ido a manos de la banca privada? - Lea el articulo o escuhe el audio, si lo quiere saber...







¿Cuánto dinero de los ciudadanos-contribuyentes, sufridores de la crisis, ha ido a parar a manos de la banca privada, creadora de la crisis?

Esta pregunta lleva dando vueltas hace meses en la cabeza de mucha gente, en España, en Europa y a escala mundial. Gente, entre las que yo me encuentro, que no terminamos de entender como desde la hacienda pública –por tanto, con el dinero que todos aportamos a través del pago de nuestros impuestos y las deducciones en nuestras nóminas- se pueden estar concediendo ayudas multimillonarias a los mismos que por su desmedida avaricia y comportamientos especulativos han provocado la crisis, llevando al cierre a miles de empresas y al desempleo a millones de personas.

¿Cuánto dinero sacado de nuestros impuestos han dado los Gobiernos a la banca privada mediante ayudas públicas diversas?

Muchas eran las dudas e interrogantes al respecto. Con base en informes como el publicado por el periódico británico The Guardian a comienzos de 2009, se podía calcular en unos 3,5 millones de euros el agujero financiero generado por la banca a nivel mundial. Y como se reseñó en la entrada ¿Dónde está el dinero perdido por los bancos?, inserta en este Blog con fecha 4 de agosto, un 7% de tal montante podría deberse a las pérdidas derivadas de las celebres hipotecas “subprime”; y un 40%, aproximadamente, a los reajustes contables, para cuantificarlos de manera más realista, de activos que estaban supervalorados especulativamente en sus balances. Aún así, quedaba más del 50% del citado agujero pendiente de una explicación coherente.

Pues bien, todos estos cálculos han saltado por los aires tras el encuentro que los principales directivos de los más importantes bancos centrales del planeta –los que emiten el dinero y deberían controlar los flujos y comportamientos financieros- celebraron en Suiza el lunes de la semana pasada, 9 de noviembre. Al finalizar la reunión, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, fue el encargado de actuar como portavoz y difundir una información que no tiene desperdicio. No he querido hacerme eco de sus palabras hasta comprobar, por varias fuentes, que no se trata de un error o un baile de cifras, sino que se corresponde con la realidad, por abrumadora que esta sea. Y, efectivamente, no hay error alguno. Simplemente, los máximos responsables mundiales del sistema financiero han creído llegado el momento de decir la verdad, o, al menos, parte de la misma, quizá en la seguridad de que da igual, que la opinión pública está suficientemente adormecida, atontada o controlada como para que no pase nada.

Para no dejarme arrastrar por expresiones o interpretaciones subjetivas, resumo seguidamente la información que de tal encuentro publicó el diario El País con fecha 10 de noviembre:

Los dirigentes de los principales bancos centrales del mundo se reunieron el pasado 9 de noviembre en la sede del Banco Internacional de Pagos, en Basilea (Suiza) (…)

Trichet, que presidió la reunión, vinculó “las señales, cada vez más evidentes, de estabilización” al enorme volumen de las ayudas públicas: 10 billones de euros en apoyo a la banca, tipos de interés al mínimo y estímulos fiscales equivalentes al 2% del PIB en los países del G-20 (…)

En total, las medidas de apoyo a la banca (en la Unión Europea) equivalen ya al 31% del PIB de la UE, aunque la cantidad utilizada es poco más de un tercio. En el caso de España, tanto el peso de las ayudas (22% del PIB español) como, sobre todo, su uso (un 6% del PIB), es menor.

“Seguro que tenemos tiempo de hacer la reestructuración que estamos planteando”, replicó la vicepresidenta económica, Elena Salgado (…) Auguró que “en los próximos meses” la reestructuración del sector (…) “dará grandes pasos”.

Para sopesar exactamente lo que estos datos significan hay que tener en cuenta lo siguiente: el PIB anual mundial ronda los 60 billones de euros; el de la Unión Europea, el principal espacio económico del planeta, los 19,5; y el de España, en torno al billón de euros.

Conociendo todo esto, estamos en condiciones de cuantificar con exactitud el dinero de los ciudadanos-contribuyentes que ha ido a parar a manos de la banca privada: 

A nivel planetario y con los países del llamado G-20 como protagonistas, las ayudas públicas otorgadas por los Gobiernos a la banca privada ascienden a 10 billones de euros: ¡Sí, 10.000.000.000.000 euros!.
Esto significa que las pérdidas acumuladas por la banca internacional ascienden, al menos, a esa cantidad. Dicho de otro modo, el volumen de las pérdidas sufridas por la banca privada mundial representa no menos del ¡17 por 100 del PIB del planeta! (10 billones de euros de pérdidas sobre los 60 billones del PIB anual mundial). ¿Cómo ha podido perder la banca tamaña fortuna?.

Seguro que algún día estaremos también en condiciones de responder con certeza este interrogante.

En el ámbito de la Unión Europea, el Banco Central Europeo ha autorizado a los Gobiernos la concesión a la banca privada de ayudas públicas por importe de 6 billones de euros -como se ha reseñado, el 31 por 100 del PIB europeo (31% de 19,5 billones de euros)-. Conforme al gráfico que El País publicó en su edición impresa acompañando la información que aquí ocupa, tales ayudas se han ejecutado ya en un tercio; y se han materializado en inyecciones de capital, avales, compras de activos y ayudas a la morosidad.

Las ayudas dadas a la banca privada por los Gobiernos de la UE suponen el 60% de las ofrecidas a la banca a escala global y del G-20 (6 billones de euros sobre un total de 10 billones).

En el caso de España, las ayudas de la hacienda pública –que somos todos- a la banca privada autorizadas por el BCE se elevan a 220.000 millones de euros -el 22% del PIB español (un billón de euros).

Teniendo en cuenta que la población española es de algo más de 44 millones de habitantes, los 220.000 millones de euros significan una aportación media de casi 5.000 euros por persona. Si en lugar de tomar como base la población total, se efectúa el cálculo con el número de cotizantes a la Seguridad Social y, por tanto, con empleo (17,9 millones, con datos del pasado mes de octubre)-, la aportación asciende a 12.300 euros (más de dos millones de pesetas) por afiliado a la Seguridad Social.

De esos 220.000 millones de euros, lo ya materializado por medio de avales, compra de activos y cobertura de morosidad representa unos 60.000 millones de euros. El resto, según la vicepresidenta económica, será ejecutado “en los próximos meses”, en los que la reestructuración del sector bancario “dará grandes pasos”.
El gigantesco descosido que todo esto provoca en las cuentas públicas es parte de lo que se conoce con el nombre de déficit público, que en España rondará el 10% del PIB al finalizar 2009 y se acercará al 15% durante 2010. Son difíciles de prever las consecuencias que semejante nivel de deuda puede tener a medio y largo plazo en el sistema público de pensiones y otras prestaciones sociales. La UE le ha dado de plazo a España hasta el 2013 para que reduzca el déficit al 3% del PIB. ¿Cómo se las arreglará el Gobierno para generar hasta entonces ahorros por montante de 100.000 millones de euros (10% del PIB) que compensen las secuelas del actual déficit público?. Sólo hay dos vías posibles: incremento sustantivo de la presión fiscal para aumentar el volumen de ingresos públicos; o minoración sustancial del gasto público. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a las 22 economías más fuertes del globo, España entre ellas, ya ha empezado a señalar el camino a seguir, solicitando a los países que la conforman una reducción sensible de la educación y el gasto social y sanitario.

Y a escala planetaria, los 10 billones de euros concedidos por los Gobiernos a la banca privada ofrecen una conclusión inmediata a la luz de los datos barajados en la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, que se ha celebrado en Roma convocada por la FAO y a la que se refería la entrada No comment publicada en el Blog el lunes 16 de noviembre: las ayudas que los Gobiernos, desde las haciendas públicas respectivas, han concedido a la banca privada (10 billones de euros) multiplica por 185 los fondos anuales precisos (54.000 millones de euros) para acabar totalmente con el hambre en el mundo.

Expresado de otra manera, con el dinero de los contribuyentes que los Gobiernos han concedido en ayudas públicas a la banca privada se podría haber eliminado completamente el hambre en el mundo durante los próximos 185 años, ¡hasta el año 2194 !!

Corolario 

Tras esta batería de datos y reflexiones, a los que se podrían sumar otros muchos,¿continúa pensando que nos enfrentamos a una crisis económica?. Ojalá fuera así. Pero no, la humanidad no está ante una crisis económica, sino ante la ineludible necesidad de un cambio de paradigma civilizatorio.
La metáfora que mejor define la situación actual de la visión y el sistema dominantes es el síndrome del pollo decapitado, que sigue dando vueltas como loco, debido a la preservación de sus reflejos neuronales innatos, hasta que se desploma. La locura de sus vueltas y revueltas se manifiesta cotidianamente en el economicismo y la mercantilización de la vida, en el productivismo y el consumismo incesante, en la pobreza extrema de más de mil millones de seres humanos, en el estrés y la honda infelicidad que vacía las vidas de los que sí disponen de ingresos suficientes, en la insensata búsqueda del mayor beneficio posible en el plazo más corto posible, en los especuladores financieros convertidos en árbitros del juego y amos del mundo y en Gobiernos absolutamente desbordados por las circunstancias y que carecen de otro objetivo que aguantar como sea hasta las siguientes elecciones.

No, no estamos ante una crisis económica, por profunda que fuera. Es la visión y el sistema mismo los que están en crisis. Y su superación exige forzosamente un Nuevo Mundo: una nueva visión y un nuevo paradigma civilizatorio de corte ético y humanista que coadyuve al cambio interior de cada uno, conjugue el verbo compartir, impulse la solidaridad y la equidad global y ponga la revolución tecnológica y los avances científicos al servicio de la dignidad de las personas, la convivencia pacífica entre los pueblos y la justicia y el bienestar social.

Casi nada!!!!!!