Más de dos millones de franceses salen a la calle por el recorte de pensiones
Nicolas Sarkozy y su ministro de Trabajo, el controvertido Eric Woerth, veían ayer un poco más mermado el escaso margen que les va quedando para sacar adelante su plan de recorte de las pensiones públicas. Las centrales volvieron a demostrar que, en este país, la oposición de la opinión y de la calle se mantiene firme desde la primavera contra la elevación de la edad legal de jubilación de 60 a 62, y la elevación de 65 a 67 de la edad que abre acceso al 100% de la pensión de base.
Las marchas de ayer tenían la peculiaridad de no ir acompañadas de huelgas, y ser convocadas en fin de semana, en un ambiente familiar. Muchos manifestantes eran inexpertos y poco acostumbrados a bloquear las calles, algo particularmente visible en los cortejos de ciudades provincianas, como Lyon.
El Gobierno francés pretende elevar la edad de jubilación de 60 a 62 años
Lo malo que tienen las manifestaciones en la ciudad de Lyon es que se terminan al pie de la estatua de Louis XIV de la plaza Bellecour. Lo bueno que tiene ese detalle es que, cuando la adormecida ciudad logra reunir movilizaciones masivas, esa última representación monárquica en el país de la República suscita torrentes de bromas sobre la guillotina y las "nuevas Bastillas que hay que tomar". Y esas bromas volaron como flechas ayer, al término de la sexta y masiva jornada de protestas contra el plan de recorte de pensiones, que reunieron a más de dos millones de personas.
La policía recibió otra vez la orden de contabilizar manifestantes con cuentagotas. En Lyon, los agentes vieron a 18.500 manifestantes, algo imposible para un cortejo de casi 3 kilómetros. Los sindicatos contaron allí a 40.000 manifestantes. En todo el país, la policía rebajó la cifra de manifestantes a 899.000 personas, algo acorde con el deseo de Sarkozy, convencido de que las marchas van a ir decreciendo hasta morir. Para los sindicatos, hubo 2,9 millones de personas en las marchas.
Los estibadores de los puertos de Marsella y Le Havre ya han dado el pistoletazo de salida, con bloqueos de 72 horas este fin de semana.
Bernard Thibault, líder del principal sindicato del país, la CGT, ha advertido al Gobierno. "No habrá que sorprenderse, si el Gobierno se obstina en su intransigencia, de que el movimiento cobre otras formas", dijo Thibault. La líder de los socialistas franceses, Martine Aubry, reclamó al Ejecutivo que "vuelva a empezar todo desde cero".
Las marchas de ayer tenían la peculiaridad de no ir acompañadas de huelgas, y ser convocadas en fin de semana, en un ambiente familiar. Muchos manifestantes eran inexpertos y poco acostumbrados a bloquear las calles, algo particularmente visible en los cortejos de ciudades provincianas, como Lyon.
El Gobierno francés pretende elevar la edad de jubilación de 60 a 62 años
Lo malo que tienen las manifestaciones en la ciudad de Lyon es que se terminan al pie de la estatua de Louis XIV de la plaza Bellecour. Lo bueno que tiene ese detalle es que, cuando la adormecida ciudad logra reunir movilizaciones masivas, esa última representación monárquica en el país de la República suscita torrentes de bromas sobre la guillotina y las "nuevas Bastillas que hay que tomar". Y esas bromas volaron como flechas ayer, al término de la sexta y masiva jornada de protestas contra el plan de recorte de pensiones, que reunieron a más de dos millones de personas.
La policía recibió otra vez la orden de contabilizar manifestantes con cuentagotas. En Lyon, los agentes vieron a 18.500 manifestantes, algo imposible para un cortejo de casi 3 kilómetros. Los sindicatos contaron allí a 40.000 manifestantes. En todo el país, la policía rebajó la cifra de manifestantes a 899.000 personas, algo acorde con el deseo de Sarkozy, convencido de que las marchas van a ir decreciendo hasta morir. Para los sindicatos, hubo 2,9 millones de personas en las marchas.
Huelga del 12 de octubre
Este asalto por las jubilaciones era, de alguna forma, el último pacífico. A partir de ahora, de cara a la jornada de huelga del 12 de octubre, todo empieza a endurecerse. Brotan en varias regiones y sectores económicos los llamamientos a la huelga dura, e incluso indefinida.
Los estibadores de los puertos de Marsella y Le Havre ya han dado el pistoletazo de salida, con bloqueos de 72 horas este fin de semana.
Bernard Thibault, líder del principal sindicato del país, la CGT, ha advertido al Gobierno. "No habrá que sorprenderse, si el Gobierno se obstina en su intransigencia, de que el movimiento cobre otras formas", dijo Thibault. La líder de los socialistas franceses, Martine Aubry, reclamó al Ejecutivo que "vuelva a empezar todo desde cero".
Fuente: Publico