- El accidente de otra plataforma aumenta la desconfianza sobre los pozos en el océano
- La compañía alega que las limitaciones le impedirán indemnizar por el vertido
Si el accidente de la plataforma Deepwater Horizon de BP, ocurrido hace cuatro meses y medio, no hubiera provocado el mayor vertido de crudo en la historia de Estados Unidos, el incendio que el pasado jueves afectó a la plataforma de Mariner Energy, también en las aguas del golfo de México, sin pérdida de vidas humanas ni derrame, posiblemente habría pasado desapercibido. Pero la desastrosa marea negra se produjo y alentó un movimiento social y político que ha impulsado cambios legislativos y que ahora ha vuelto a lanzar la voz de alarma tras el nuevo accidente.
Trece trabajadores de la plataforma siniestrada de la empresa Mariner Energy esperan en aguas del golfo de México a ser rescatados, el jueves. AFP / KATC3
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La misma compañía que se ha visto durante estos meses en el ojo del huracán ha sido la que ha intentado frenar esos pasos, y de una forma cuestionable. David Nagel, vicepresidente ejecutivo de BP en EEUU, dejó caer un aviso en una entrevista con The New York Times que también se puede interpretar como una amenaza. «Si no podemos mantener las operaciones en el golfo, eso tendrá un impacto sustancial en nuestra liquidez, hará más difícil financiar cosas, encontrar fondos para programas», advirtió.
La petrolera británica pactó con la Casa Blanca establecer un fondo de 15.500 millones de euros y había anunciado que destinaría 77,6 millones a una fundación para apoyar a los trabajadores que hayan perdido su empleo por la moratoria pesquera (que expira el 30 de noviembre) y otros 388 millones en 10 años para un programa que estudiará el impacto del vertido.
Sin hacer una referencia directa a la posibilidad de dejar de financiar esos programas, el directivo estaba presionando a los legisladores que tienen que estudiar en el Senado una propuesta de ley aprobada en julio en la Cámara baja. Esa norma prohibirá dar licencias de perforación en aguas profundas a las compañías que han tenido en sus instalaciones en tierra o en alta mar más de 10 víctimas mortales y a las que hayan recibido en siete años multas por más de 7,8 millones de euros por violaciones de leyes ambientales. A día de hoy, BP es la única empresa que perdería las licencias.
MATIZACIONES / Andrew Gowers, un portavoz de la petrolera, trató de matizar la obvia amenaza, asegurando que la empresa no quiere hacer una declaración directa vinculando los permisos con el pago de compensaciones voluntarias: «Solo expresamos frustración por el hecho de que nuestros compromisos de buena voluntad hayan topado en algunas partes con este tipo de respuesta». Pese a la presión de BP, hay legisladores como George Miller, que impulsó la ley en el Congreso, que están empeñados en mantener la lucha para aumentar los controles. «Año tras año, sin importar en cuántos accidentes se vieron envueltos ni cuántas multas tuvieron que pagar, BP nunca cambió su comportamiento», explicó su jefe de gabinete, Daniel Weiss.
El accidente de la plataforma de Mariner Energy, aunque infinitamente menos grave que el de la Deepwater Horizon y en circunstancias radicalmente diferentes (en aguas poco profundas, en una planta de producción y no de perforación, y sin explosión en ningún pozo), ha reavivado las llamadas a incrementar la seguridad. «Demuestra que queda mucho por hacer para mantener las aguas de EEUU seguras frente a estos riesgos», escribió el congresista demócrata Edward Markey, que ha instado al consejero delegado de Mariner Energy, Scott Josey, a informarle de lo ocurrido.
Trece trabajadores de la plataforma siniestrada de la empresa Mariner Energy esperan en aguas del golfo de México a ser rescatados, el jueves. AFP / KATC3
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La misma compañía que se ha visto durante estos meses en el ojo del huracán ha sido la que ha intentado frenar esos pasos, y de una forma cuestionable. David Nagel, vicepresidente ejecutivo de BP en EEUU, dejó caer un aviso en una entrevista con The New York Times que también se puede interpretar como una amenaza. «Si no podemos mantener las operaciones en el golfo, eso tendrá un impacto sustancial en nuestra liquidez, hará más difícil financiar cosas, encontrar fondos para programas», advirtió.
La petrolera británica pactó con la Casa Blanca establecer un fondo de 15.500 millones de euros y había anunciado que destinaría 77,6 millones a una fundación para apoyar a los trabajadores que hayan perdido su empleo por la moratoria pesquera (que expira el 30 de noviembre) y otros 388 millones en 10 años para un programa que estudiará el impacto del vertido.
Sin hacer una referencia directa a la posibilidad de dejar de financiar esos programas, el directivo estaba presionando a los legisladores que tienen que estudiar en el Senado una propuesta de ley aprobada en julio en la Cámara baja. Esa norma prohibirá dar licencias de perforación en aguas profundas a las compañías que han tenido en sus instalaciones en tierra o en alta mar más de 10 víctimas mortales y a las que hayan recibido en siete años multas por más de 7,8 millones de euros por violaciones de leyes ambientales. A día de hoy, BP es la única empresa que perdería las licencias.
MATIZACIONES / Andrew Gowers, un portavoz de la petrolera, trató de matizar la obvia amenaza, asegurando que la empresa no quiere hacer una declaración directa vinculando los permisos con el pago de compensaciones voluntarias: «Solo expresamos frustración por el hecho de que nuestros compromisos de buena voluntad hayan topado en algunas partes con este tipo de respuesta». Pese a la presión de BP, hay legisladores como George Miller, que impulsó la ley en el Congreso, que están empeñados en mantener la lucha para aumentar los controles. «Año tras año, sin importar en cuántos accidentes se vieron envueltos ni cuántas multas tuvieron que pagar, BP nunca cambió su comportamiento», explicó su jefe de gabinete, Daniel Weiss.
El accidente de la plataforma de Mariner Energy, aunque infinitamente menos grave que el de la Deepwater Horizon y en circunstancias radicalmente diferentes (en aguas poco profundas, en una planta de producción y no de perforación, y sin explosión en ningún pozo), ha reavivado las llamadas a incrementar la seguridad. «Demuestra que queda mucho por hacer para mantener las aguas de EEUU seguras frente a estos riesgos», escribió el congresista demócrata Edward Markey, que ha instado al consejero delegado de Mariner Energy, Scott Josey, a informarle de lo ocurrido.
Fuente: El Periodico