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lunes, 1 de febrero de 2010

Pascual Serrano:"Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo". Rebelion.org


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Presentó hace dos días, en Albacete, el ensayo "Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo".

El libro va por la cuarta edición. Una cifra anómala para tratarse de un ensayo que aborda la cobertura informativa de los puntos calientes del globo terráqueo.

Entrevista a
Confidencialba

De Fuentealbilla (Albacete), al mundo.
 
Lleva años demostrando que es posible, desde la puesta en marcha de Rebelión.org. Su militancia ideológica está asentada en la izquierda, para que los clásicos nos entiendan. Pero fuera de ese corsé de izquierda-derecha, se puede ahondar en otra militancia de Pascual Serrano: la intelectual, que pasa por una dimensión global del mundo, un fuerte sentido autocrítico de su profesión –el periodismo– y una mirada constante e inquieta a la desinformación, a lo que no se cuenta porque no interesa.

... Una cifra anómala si se piensa que el lector está dispuesto a echarse al estómago de la conciencia (o viceversa) 620 páginas de prosa combativa. Una cifra anómala si se tiene en cuenta que ni uno sólo de los grandes medios de comunicación le ha brindado una página de Cultura, ocultación que es incluso más anómala que lo anterior, ya que el ensayo sí ha sido citado por numerosos columnistas de opinión que trabajan en esos mismos medios. Al otro lado del teléfono, a las seis de la tarde, da comienzo una charla que termina siendo conversación amigable e inteligente y que, por su extensión, se ha diferido en dos partes. Esta es la primera.

P: El título de su último libro tiene reminiscencias del ensayo de Noam Chomsky e Ignacio Ramonet, Cómo nos venden la moto. ¿Qué tiene que ver?

R : Mucho, tanto con ese ensayo como con Los Guardianes de la Libertad, también de Chomsky. De lo que se trataba era de actualizar un poco esos libros que son teóricos, y aterrizar. Poner esas tesis en lo que verdaderamente nos están informando. En lugar de quedarnos en los principios teóricos que brillantemente analizaron, yo me he dedicado a repasar la actualidad internacional en todos los años y contrastar lo que nos contaban con lo que sucedía. Esa labor de estudio sobre el terreno es lo que aporto de peculiaridad.

P: ¿Qué casos flagrantes se puede encontrar el lector que se asome a sus páginas?

R: Muchos. Son 620 páginas y se repasan todos los continentes. Los patrones informativos son diferentes según qué lugar. Si de África llama la atención el apagón, la ausencia, o una imagen de luchas tribales en lugar de análisis geopolíticos, en el caso por ejemplo del conflicto palestino-israelí llama la atención la ausencia de antecedentes y contexto histórico que permita comprender ese conflicto. En el caso de América Latina lo más a destacar es la estigmatización y satanización de líderes políticos que no son de la simpatía del establishment del primer mundo (Bolivia, Venezuela, Cuba), y en cambio la bendición de otros que sí lo son (Colombia).
En el caso de Estados Unidos se aborda el modo en que se desinformó del Katrina, o la forma en que se presentan de un modo ideal las elecciones. Y en el de Europa, cómo se evitó la construcción europea, cómo se enfoca desde el victimismo la inmigración, o cómo se alaban sistemáticamente las monarquías europeas.

P: Hay entonces diferentes criterios en los mecanismos de desinformación, pero parace que quien siempre ha llevado la batuta es Estados Unidos, que ha ido variando de tácticas a lo largo de la historia.

R: No, no, no, no es tanto eso: ¡es el dinero! Es el dinero, es decir, el modelo de funcionamiento de los medios de comunicación. En el caso de la información sobre Afganistán o Irak sin ninguna duda es Estados Unidos. Pero en el caso de América Latina la autonomía desinformativa por parte de los medios españoles es absoluta, no necesitan a los Estados Unidos para nada, se valen ellos solitos. Es una preocupación más importante para los medios españoles, en la medida en que deben de ser el reflejo y los portavoces de las multinacionales españolas, que son las más interesadas en qué modelo de política se aplique en América Latina.

P: En www.pascualserrano.net se explica que cuando alguien ve el informativo o se sienta ante la radio se considera suficientemente informado. Al margen de esta manipulación, es especialmente sangrante, porque el tiempo dedicado a lo internacional puede ocupar como mucho el 10% del total de contenido.

R: El gran problema es que si uno viviese en una dictadura ya sabe que no se está informando y busca mecanismos más o menos marginales, clandestinos, subterráneos de informarse. Pero ahora no sólo no nos informamos, sino que creemos que estamos informados. Si saliésemos a la calle, que es algo que sugiero, y le preguntásemos a alguien que todos los días ha seguido las noticias sobre Palestina, y le preguntas sobre el origen del conflicto, qué dice la ONU, no sabría contártelo.

P: Más bien la respuesta será que “ahí siempre están igual, y no se va a solucionar en la vida”.

R: Efectivamente. Y si les preguntas por el Congo te va a decir que son tribus enfrentadas de toda la vida. Y así sucesivamente. Si le preguntas por las apuestas políticas de la Revolución Bolivariana de Venezuela te dirá que Chávez es un dictador y poco más. Hay una cosa peor que una dictadura informativa: no estar informado creyéndolo estar.

P: ¿Tiene sentido poblar de corresponsales un punto de atención como ha sucedido ahora con Haití? Y ligo esta pregunta a un reportaje publicado en El Mundo y titulado ¿Periodistas o niños de papá?, a propósito de la labor “empotrada” de muchos periodistas, y en el que se cuentan anécdotas como una profesional que al bajarse del avión se echa a llorar, al verse rodeada de niños negros necesitados.

R: La pregunta no es tanto si tiene sentido, como denunciar el síndrome de que todos los medios que tienen que ir a los mismos sitios para dar la imagen de que no se han perdido algo. Existen casos muchos más absurdos y ridículos: en la ceremonia de entrega de los Príncipes de Asturias se acreditaron 1.000 periodistas, un lugar en el que como te imaginas no se puede hacer periodistas. Había 1.000 tipos que estaban reproduciendo, clonando, una información que por cierto estaba siendo transmitida en directo por Televisión Española.

Cuando hablas de una crisis de hambre en un país, hay quien puede pensar que la crisis empezó el día en que aparecieron los periodistas, y acabó el día en que se fueron. Cuando es evidente que el hambre no dura los 15 días que duran los enviados especiales a Somalia.

P: ¿Cómo es la información acerca del presidente italiano, Silvio Berlusconi?

R: Es un efecto curioso. Creo que El País informó muy bien, y yo tenía una teoría de por qué estaba siendo tan crítico. Una teoría que hace tres meses parecía descarriada. La teoría es que lo que le estaba diciendo el grupo PRISA es que les comprara. Es decir: compra esta empresa porque (si no) te vamos a seguir jodiendo. Mira por dónde, ahora Berlusconi ha comprado Cuatro y parte de Digital Plus. Mi teoría descabellada y perversa parece que no estaba muy equivocada. Será muy interesante ver cómo se informa a partir de ahora.

P: De los lugares que hemos mencionado para El Termómetro Informativo (ver despiece), con cuál hay que quedarse?

R: El de Venezuela es muy importante, porque el nivel de consenso es gravísimo, y es probablemente donde el paroxismo de la satanización de un Gobierno ha alcanzado límites mayores. Creo que el ejemplo más impresionante, que ha quedado en las hemerotecas para toda la vida, es el golpe de Estado de abril de 2002. Una cosa espeluznante que leer ahora las noticias, los editoriales, los análisis, para ver como se aplaudió ese golpe de Estado, es una manera impresionante de comprobar hasta dónde ha llegado la perversión del periodismo.

No se trata de una obsesión por defender a un Gobierno o a un proceso. Quiero dejar claro que el libro no pretende defender consignas, ni gobiernos, ni ideologías. Puede que alguien me pregunte si es que prefiero los medios de comunicación de Cuba. Y yo lo que le respondo es que aquí no nos están informando de lo que es aquello, no que lo de allí sea mejor. Es como si el transporte público de aquí no funcionara: no es que preferiría el transporte público de allí, sino que el de aquí está funcionando mal. El libro es un análisis de los medios de comunicación, y es un intento de arrojar algo de luz sobre esos continentes.

Al final de cada conflicto, de cada país, subrayo varios libros de especialistas que son los que valen la pena. No pretendo explicar el conflicto palestino, ni la revolución cubana, ni la construcción europea, ni la lucha de los talibanes en Afganistán, sino evidenciar ese divorcio entre realidad y negocio informativo, y buscar especialistas, entrevistarlos, recurrir a fuentes oficiales y a colectivos que trabajan sobre el terreno, y a partir de ahí sugerir unas vías que aporten más información que la de los medios.

P: ¿Ha temido que se le echara encima el gremio periodístico con este libro, que de alguna manera es un repaso a la forma de trabajar de muchos compañeros de profesión?

R: No, porque con los libros en España nunca pasa nada (risas). A ningún poder le da miedo lo que pueda salir en un libro. Sobre todo porque ellos siempre tienen la capacidad de silenciarte. De este se va a sacar la cuarta edición, probablemente sea el de más éxito de la editorial, muy difundido en medios alternativos, en revistas sindicales, en blogs personales, y en cambio no ha sido apenas citado en las páginas de Cultura de los grandes medios, aunque sí citado a título particular por algunos columnistas. Y no es que yo me considere quién para merecer la cita, pero utilizando la comparación con ventas parecería lógico; sobre todo tratándose de un ensayo, que suele tener pocas ventas.

Segunda Parte

La muerte del artículo 20

Es de esas veces en las que uno se vuelve pequeñito del todo. Cuando escucha a su interlocutor hablar de lo que se puede aprender en algunos medios digitales, uno piensa en medios jóvenes o de mortandad prematura (Soitu.es, ADN.es, Lainformación.com, Factual…), y le sacan de sus reflexiones hablando de Le Monde Diplomatique, la Jornada de México, el Clarín bonaerense, Al-Jazeera o vaya usted a saber. Carajo, se me había olvidado que conversaba con un ciudadano global, cabe sacudirse al instante. Suerte que las mejillas sonrojadas no se ven a través del teléfono. Mejor. El mal trago es más llevadero así.

El fundador de Rebelión.org –fundador en 1996, que se dice pronto–, Pascual Serrano, presentó ayer jueves en Albacete Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo . También ayer se ofreció la primera parte de esta entrevista. Éste que sigue es el segundo capítulo de esa charla, en el que se aborda la dinámica de trabajo en los medios de comunicación, las opciones de Internet y la falta de independencia de los periodistas. Pero estamos en Albacete, tierra de la que es oriundo, siete meses después de la publicación de este ensayo que cuenta ya cuatro ediciones, y por ahí debe iniciarse esta senda.

P: ¿Por qué Albacete para esta presentación?

R: ¿Pues mira que yo creo que el anterior libro nunca se presentó en Albacete?, a pesar de que se presentó como en 20 lugares y se ha editado en 4 países. Éste se habrá presentado ya en media docena de ciudades de España, y el Ayuntamiento de Albacete habrá considerado que era ya hora de hacerlo aquí. Y aunque no soy una persona que cultiva mucho la vida social de Albacete ciudad, lógicamente tengo muchos amigos y mucha gente a la que tendré oportunidad de ver.

P: ¿Ha tenido oportunidad de seguir el mecanismo informativo de esta provincia, desde nuestra primera conversación, cuando este Confidencial iniciaba su andadura?

R: No, sigo muy poco la información local. (Pausa, y reconsideración). Sigo poco la información nacional, y nada la información local. (Risas). Paso semanas enteras fuera y no podría seguirla. Del ámbito local sigo muy poco.

P: ¿Y qué imagen llega de Albacete a alguien que no puede seguir su actualidad? Lo pregunto sin complejo ninguno, cuál es la imagen que trasciende de su información de consumo interno.

R: Para la mayoría de la gente Albacete es un sitio en el que paró cuando iba a Valencia o a Alicante. Eso es así, si hay que hablar sin complejos. Tú preguntas y la gente te dice “ah, sí, Albacete, es un sitio donde yo paré yendo a Valencia… Y hacía mucho frío”. (Risas). Es lo que la gente suele decir.

De todos modos ya lo he dicho alguna vez, no es tan importante que el sitio donde vivas sea tan conocido. Creo que sería un error. Obsesionarse mucho con que tu lugar sea muy conocido, no entiendo para qué. Yo creo que lo importante es que sea agradable, que sea limpio, que las condiciones de vida sean dignas, que haya una distribución de la riqueza sea razonable, que haya una vida social y cultural, y las necesidades satisfechas. Que la gente lo conozca o no lo conozca, a mí personalmente me parece irrelevante.

Hace ya mucho tiempo que los políticos y la gente quieren convertir sus ciudades en logotipos empresariales. Yo nunca he entendido para qué es importante eso.

P: Enfocamos la última parte de la charla orientándonos al mundo digital, Pascual. Hoy mismo (miércoles 27) Ignacio Escolar (ex director de Público), en una entrevista con Ágora News, ha considerado que hay espacio para medios rentables totalmente digitales. Aparte de la calidad informativa, ¿existe esa posibilidad?

R: No lo sé. Lo que yo hace mucho tiempo que dudo es que sea compatible la rentabilidad y el buen periodismo. A mí lo que me preocupa es que siempre se de por hecho que necesariamente debe ser rentable. A lo mejor hay que buscarse otros mecanismos y recurrir a otros sistemas para que pueda existir un periodismo aunque no fuera rentable.

Tú imagínate la Sanidad, ¿no? Que nos planteáramos que el hospital fuera rentable. O que estuviéramos obsesionados con que la escuela fuera rentable. Nos condenaríamos a una Sanidad y a una Educación discutibles. Entonces, ¿por qué debe ser rentable el periodismo? ¿Porque si no, no existe? Hombre, si partimos de la idea de que solamente en el mercado puede haber periodismo, evidentemente.

P: Aun así este año hemos vivido dos cierres, el de Soitu.es y el de ADN.es, y el nacimiento de Lainformación.com. ¿Alguno de los tres puede ser un modelo viable para una información crítica e independiente?

R: A mí Soitu.es me parecía interesante. Muchas veces somos muy exigentes y sólo nos parecería bueno lo nuestro. Yo creo que hay muchas experiencias y que todas aportan algo bueno. Yo me quedaría con cosas de cada uno, seguro. Ninguno diría que es perfecto, pero en todos envidiaría algo que hicieron bien. En unos una cuestión técnica, en otros determinadas firmas, en otros los elementos de contexto.

Lo importante es conseguir que desde los poderes públicos se tienda a conseguir un proyecto informativo, simplemente porque los ciudadanos lo apoyen.

P: Es decir, un servicio público sin dependencia clientelista del poder que lo sustenta.

R: Claro, que hubiera algún modo de reconocer su valía que no fuera sólo el del mercado. Y que a partir de ese reconocimiento el Estado pudiese germinar los fondos y ayudas para que pudiera funcionar, sin que con eso quiera decir que lo fuera a controlar.

P: A este medio hace bien poco le han llegado a reprochar que reclamase independencia en el resto del sector, porque era “muy fácil” decirlo cuando no se tiene un amo que dé de comer.

R: Eso es impresionante. Y además es que está asumido. Algo de eso también me suena a mí.

P: Después de esta crisis (tildada siempre de “falsa” por este medio pues no ha sido de producción, sino de acumulación de la especulación) el ejercicio de transparencia de los profesionales de la comunicación, que podría haber experimentado un resurgir, ¿se ha echado a perder del todo?

R: Con toda seguridad. Hace mucho tiempo que se ha perdido la dignidad. Se tiene totalmente asumida la sumisión. La gente entiende lo que puede decir, y asume como normal los imperativos de quien manda. Ni en los medios de Berlusconi sale nada de su prostituta, ni en La Razón ni en Antena 3 nada de la familia Lara, ni de la Polanco en sus medios, ni de la familia Ybarra en el grupo Vocento, ni de la de Luca de Tena en el ABC.

P: Y en todo este mundo convulso de la información, no me queda otra que preguntar de qué vive Rebelión.org, para mantenerse como página independiente y “repartiendo estopa” todos los días.

R: Eso es muy fácil. Es una pregunta que todo el mundo me hace y siempre digo lo mismo: no pagamos a nadie, no cobramos de nadie. Se trata de un proyecto en el que un grupo de gente desinteresado y con tiempo libre dedican ese esfuerzo, donde hay legión de colaboradores y autores que gratuitamente lo hacen, y a partir de ahí, de esa entrega solidaria y gigante con el periodismo, sale el producto.

Ojo, no creo que ése deba ser el futuro del periodismo. Creo que debería ser un ejercicio compatible con la subsistencia. Hay quien dice “lo peor de mí es lo que me da de comer”. Pues no debería de ser, que no te avergonzase lo que te da de comer. Rebelión.org sirve para decir que otro modelo de periodismo es posible. Pero también que otro modelo de periodismo es necesario.