Cédula de Identidad Ciudadana: El Gran Hermano, busca residencia en México.

Fijense ustedes, a donde ha llegado la tecnologia. El tamaño de estos chips es extremadamente pequeño.

Pese a la prohibición, Winston y Julia decidieron amarse. En la ciudad en que viven, todo el mundo se siente acechado… y lo es. El gobierno, valiéndose de la tecnología, ha impuesto la vigilancia sobre todos y cada uno de sus pobladores: Una tele-pantalla por habitante.

Cada que es necesario, la historia se reescribe a conveniencia. Y junto con las consignas de momento, se le difunde profusamente, buscando adormecer la conciencia de los habitantes del país. Es 1984 y el Gran Hermano, siempre alerta, siempre listo para penalizar todo incumplimiento a las normas, les espía. Pero el amor, que ha sido abolido por decreto, les empuja a rebelarse contra la opresión de un Estado totalitario.
Ese es el ambiente en el que se desarrolla la novela “1984”, publicada en 1949, en la que George Orwell sublima hasta la incredulidad las ambiciones de control de un imaginario gobierno fascista.

 

En la era de la digitalización, la ficción extrema de Orwell, ya no lo es tanto. En lugar de su novelesca tele-pantalla, ahora, en este 2009, documentos personales con chips de identificación por radiofrecuencia; en vez de la quimera de miles de pares de ojos para el escrutinio, ahora modernas antenas de monitoreo, sofisticados centros de informáticos, completísimos registros digitales por habitante.

En México, de existir la intención, se está en vías de tener esos elementos. Es en el proyecto de Cédula de Identificación Ciudadana (CIC) en donde podrían converger diversos planes en desarrollo, que cumpliendo con los objetivos de mejora social enunciados públicamente, también, eventualmente, podrían orientarse a ejercer un vigilancia extrema sobre cada habitante.

Fibra óptica de CFE, un gigantesco convenio de inversión con el corporativo de comunicaciones y seguridad Cisco Systems, La iniciativa Plataforma México -que entre otros programas contempla la digitalización de la vigilancia por videocámaras de todas las urbes del país y los censos de población, vehiculares, y de telefonía móvil-, y la edificación del Centro de Inteligencia de la Policía Federal, podrían ser algunos de esos proyectos, que lanzados por separado, inconexos en apariencia, se complementan entre sí por necesidad.

Buscan erigir la infraestructura de comunicaciones necesaria para cumplir, sí, con los objetivos de mejorar los sectores de salud, educación, comunicación, cultura y seguridad, que el gobierno ha enunciado como finales, pero que también podría ser empleada para ejercer monitoreo en tiempo real de cada portador de la CIC.
Pero... 

¿Es posible que la CIC se convirtiera en un “instrumentó de control”, que, por encima de que sirviera para la “identificación en los trámites más relevantes”, obligatoria, fuera un elemento de rastreo de sus portadores?

Fuente: Arroba@Juarez