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lunes, 19 de abril de 2010

Egipto - El Laberinto culto de Hawara



En Febrero de 2009 se realizó una expedición en la región de Hawara en Egipto, con motivo de escanear con un instrumento especial, la zona en donde supuestamente se encuentra el legendario laberinto de Egipto. El 11 de Agosto del mismo año, las autoridades egipcias dieron a conocer los resultados ésta la expedición, y la noticia de lo que podría convertirse en el mayor descubrimiento de toda la historia.

En efecto, parece ser que una gran estructura se encuentra enterrada en la arena del desierto Egipcio, y además, coincide con la descripción que Herodoto y Strabo hicieron del Laberinto Egipcio.


El laberinto de Herodoto



Herodoto de Halicarnaso, considerado el padre de la historia, nos dejó una narración que habla sobre una majestuosa construcción subterránea. De hecho, el mismo dice que se trata de la construcción más grande hecha por el hombre, vista por él mismo durante una visita al país de la Pirámides.

Según se desprende de su escrito, su realización superaba en majestuosidad a los demás monumentos egipcios, lo cual convertía a ésta edificación, en una de las obras más importantes de su tiempo

El Laberinto Egipcio
Segun los documentos históricos que hablan sobre éste increible laberinto, se conocen las siguientes características: Constituye el edificio más grande construido por el hombre.

•Su construcción tardó 365 años (desde 4608 hasta 4243 a.C.)
•En su interior, contiene el “Círculo de Oro”, que es una legendaria habitación a la que se hace referencia en el Libro de los Muertos. Está hecho de granito y recubierto en oro lleno con un legado tecnológico que nos dejó una civilización perdida, mucho más antigua que el mismo Egipto.
•El conocimiento astronómico de los egipcios está escrito en sus paredes. Todos sus hallazgos astronómicos pueden leerse en los jeroglíficos; todas las constelaciones estelares figuran en un gigantesco zodíaco.
•Algunas de sus paredes pueden moverse y esto lo convierte en un laberinto real.
•Los textos antiguos hablan sobre personas que perdieron su camino y murieron; también hablan de habitaciones secretas que se encuentran en el laberinto lleno de utensilios y documentos de una civilización que floreció a escala mundial hace miles de años.
•Contiene habitaciones con documentos sobre la historia de Egipto y su conocimiento astronómico.
El mayor descubrimiento de la historia
Este es el mayor descubrimiento arqueologico de la historia. La UNESCO ya lo declaró “herencia de la humanidad”. Se está armando un movimiento para reunir los fondos para la excavación. Lo que hay adentro del Laberinto puede cambiar la historia de la humanidad para siempre.

EL LABERINTO DE HERODOTO
Débora Goldstern

Hoy nuestra crónica subterránea referirá una narración que dejara Herodoto de Halicarnaso, considerado el padre de la historia, donde menciona la existencia de una su superconstrucción subterránea en forma de laberinto, que el rapsoda griego dijo haber contemplado en su visita al país de las pirámides.

Según se desprende de su escrito, su realización superaba en majestuosidad a los demás monumentos egipcios, lo cual convertía a ésta edificación, en una de las obras más importantes de su tiempo.


Sin embargo, estudiosos actuales desestiman la historia, ya que no se encontró hasta el momento alguna pista sobre la misteriosa estructura.

Alegan que Herodoto exageraba alguna de sus descripciones, con el objeto de impresionar a sus contemporáneos.

Para nosotros en cambio, el Laberinto representa un eslabón más dentro de este complejo mundo subterráneo.
Ojos atentos descubrirán que tras el velo aparente del texto, hay todo una simbología secreta, que aún resta descifrar.

Los Nueve Libros de la Historia
Libro II -Euterpe

CXLVII. Voy a referir lo que sucedió en aquel país, según dicen otros pueblos y los naturales asimismo confirman, sin dejar de mezclar en la narración algo de lo que por mí mismo he observado. Viéndose libres e independientes los egipcios después del reinado del mencionado sacerdote de Vulcano, y hallándose sin rey, como si fueran hombres nacidos para servir siempre a algún soberano, dividieron el Egipto en doce partes, nombrando doce reyes a la vez[111]. Enlazados mutuamente desde luego con el vínculo de los casamientos, reinaban éstos, atenidos a ciertos pactos de que no se quitarían el mando unos a otros, que ninguno de ellos pretendería lograr más autoridad y poder que los demás, y que todos conservarían entre sí la mejor amistad y más perfecta armonía. Movióles a convenir en esta mutua igualdad y alianza común, y a procurarla consolidar con toda seguridad y firmeza, un oráculo que les anunció, apenas apoderados del mando, que vendría a ser señor de todo el Egipto aquel de entre ellos que en el templo de Vulcano libase a los dioses en una taza de bronce; aludiendo el oráculo a la costumbre que observaban de sacrificar juntos en todos los templos.

CXLVIII. reinando, pues, con tal unión, acordaron dejar un monumento en nombre común de todos, y con este objeto construyeron el laberinto, algo más allá de la laguna Meris, hacia la ciudad llamada de los Cocodrilos[112]. Quise verlo por mí mismo, y me pareció mayor aun de lo que suele decirse y encarecerse. Me atreveré a decir que cualquiera que recorriese las fortalezas, muros y otras fábricas de los griegos, que hacen alarde de su grandeza, ninguna hallará entre todas que no sea menor e inferior en costa y en trabajo a dicho laberinto. No ignoro cuán magníficos son los templos, el de Éfeso y el de Samos, pero es menester confesar que las pirámides les hacen tanta ventaja que cada una de estas puede compararse con muchas obras juntas de los griegos, aunque sean de las mayores; y con todo, es el laberinto monumento tan grandioso, que excede por sí sólo a las pirámides mismas. Compónese de doce palacios cubiertos, contiguos unos a otros y cercados todos por una pared exterior, con las puertas fronteras entre sí; seis de ellos miran al Norte y seis al Mediodía.

Cada uno tiene duplicadas sus piezas, unas subterráneas, otras en el primer piso, levantadas sobre los sótanos, y hay 1.500 de cada especie, que forman entre todas 3.000. De las del primer piso, que anduve recorriendo, hablaré como testigo de vista; a las subterráneas sólo las conozco de oídas, pues que los egipcios a cuyo cargo están, se negaron siempre a enseñármelas, dándome por razón el hallarse abajo los sepulcros de los doce reyes fundadores y dueños del laberinto, y las sepulturas de los cocodrilos sagrados; y de tales estancias por lo mismo sólo hablaré por lo que me refirieron.

En las piezas superiores, que cual obra más que humana por mis ojos estuve contemplando, admiraba atónito y confuso sus pasos y salidas entre sí, y las vueltas y rodeos tan varios de aquellas salas, pasando de los salones a las cámaras, de las cámaras a los retretes, de éstos a otras galerías, y después a otras cámaras y salones.
El techo de estas piezas y sus paredes cubiertas de relieves y figuras son todas de mármol. Cada uno de los palacios está rodeado de un pórtico sostenido con columnas de mármol blanco perfectamente labrado y unido. Al extremo del laberinto se ve pegada a uno de sus ángulos una pirámide de cuarenta orgias, esculpida de grandes animales, a la cual se va por un camino fabricado bajo de tierra.

CXLIX. Más aunque sea el laberinto obra tan rica y grandiosa, causa todavía mayor admiración la laguna que llaman Meris, cerca de la cual aquel se edificó. Cuenta la laguna de circunferencia 3.000 estadios, medida que corresponde a 60 schenos, los mismos cabalmente que tienen, de longitud las costas marítimas de Egipto; corre a lo largo de Norte a Mediodía, y tiene 50 orgias de fondo en su mayor profundidad[113]. Por sí misma declara que es obra de manos y artificial.

En el centro de ella, a corta diferencia, vense dos pirámides que se elevan sobre la flor del agua 50 orgias, y abajo tienen otras tantas de cimiento, y encima de cada una se ve un coloso de mármol sentado en su trono: aunque ambas pirámides vienen a tener 100 orgias, que forman cabalmente un estadio hexapletro o de 600 pies, contando la orgia a razón de 6 pies o de 4 codos, midiendo el pie por 4 palmos y el codo por 6. Siendo el terreno en toda la comarca tan árido y falto de agua, no puede ésta nacer en la misma laguna, sino que a ella ha sido conducida por un canal derivado del Nilo; y en efecto, pasa desde el río a la laguna durante seis meses, en los cuales la pesca reditúa al fisco 20 minas diarias, y sale de la laguna en los otros seis meses, que producen al mismo fisco un talento de plata cada día[114].

CL. Más notable es lo que me decían los naturales, que el agua de su laguna, corriendo por un conducto subterráneo tierra adentro hacia Poniente, y pasando cerca del monte que domina a Menfis, iba a desembocar en la sirte de la Libia[115]. No viendo yo en parte alguna amontonada la tierra que debió sacarse al abrir tan gran laguna, movido de curiosidad, y deseoso de saber qué se había hecho de tanto material excavado, pregunté a la gente de los alrededores dónde estaba la infinita arena extraída de aquella hoya. Diéronme a esto satisfacción y respuesta, y de ella quedé persuadido apenas me la indicaron, sabiendo que en Nino, ciudad de los asirios, había sucedido un caso muy semejante al que referían. Allí unos ladrones concibieron el designio de robar los muchos tesoros que Sardanápalo, hijo de Nino[116], en un erario subterráneo tenía cuidadosamente guardados.

Moeris


Dibujo del lago Moeris. Grabado del siglo XIX.


Moeris o Meris es el nombre dado por los antiguos escritores griegos a un gran lago de la actual región de El Fayum, Egipto, cuyas aguas fueron reguladas en el siglo XIX a. C. bajo el reinado de Amenemhat III, faraón del Imperio Medio. En la actualidad es un lago salado mucho más reducido llamado Birket Qarun

Etimología

El nombre dado por los antiguos egipcios era mer-uer, «el gran lago». También recibio otras denominaciones, tales como: «el lago de Osiris», «el lago puro» o «el Lago». Heródoto, que lo visitó en el siglo V a. C., lo denominó Meris. El nombre actual de la región: El Fayum, significa «el Mar», rememorando antiguas denominaciones

Historia
Aunque la comarca ya estaba poblada en época prehistórica, fue durante el Imperio Medio cuando la región se colonizó sistemáticamente, convirtiéndose en una de las zonas más feraces de la tierra al emprenderse, durante la dinastía XII, las grandes obras de canalización que permitieron crear una inmensa superficie cultivable.

El entorno del lago estaba constituido por terrenos pantanosos, y para transformarlos en tierras de labor fue necesario drenarlos y regular el flujo de agua proveniente del Nilo, y ese fue el gran logro los técnicos de Amenemhat III, que realizaron una gigantesca red de canales que causó el asombro del mundo antiguo. Heródoto lo decribe así:

Mas aunque sea el laberinto obra tan rica y grandiosa, causa todavía mayor admiración la laguna que llaman Meris, cerca de la cual aquel se edificó. Cuenta la laguna de circunferencia 3.000 estadios, medida que corresponde a sesenta schenos, los mismos cabalmente que tienen, de longitud las costas marítimas de Egipto; corre a lo largo de Norte a Mediodía, y tiene cincuenta orgias de fondo en su mayor profundidad. Por sí misma declara que es obra de manos y artificial.
Siendo el terreno en toda la comarca tan árido y falto de agua, no puede ésta nacer en la misma laguna, sino que a ella ha sido conducida por un canal derivado del Nilo; y en efecto, pasa desde el río a la laguna durante seis meses, en los cuales la pesca reditúa al fisco veinte minas diarias, y sale de la laguna en los otros seis meses, que producen al mismo fisco un talento de plata cada día.
Heródoto[1

Amenemhat III también erigió cerca del lago un inmenso complejo de edificios y una gran necrópolis, abandonando la que había en Dahshur. Heródoto, que visitó el lugar, lo denominó «El laberinto», por la magnitud y complejidad del conjunto. Los egipcios de la posteridad, para honrar su memoria, lo veneraron como a un dios hasta el final de la historia del Antiguo Egipto.

...reinando, pues, con tal unión, acordaron dejar un monumento en nombre común de todos, y con este objeto construyeron el laberinto, algo más allá de la laguna Meris, hacia la ciudad llamada de los Cocodrilos. Quise verlo por mí mismo, y me pareció mayor aun de lo que suele decirse y encarecerse. Me atreveré a decir que cualquiera que recorriese las fortalezas, muros y otras fábricas de los griegos, que hacen alarde de su grandeza, ninguna hallará entre todas que no sea menor e inferior en costa y en trabajo a dicho laberinto.
Heródoto[2]

Desgraciadamente, la gran humedad del lugar y la acción destructora del del hombre, sólo dejaron restos de la pirámide erigida por Amenemhat, pero no quedó casi nada del «Laberinto» que tanto asombró a Heródoto.



Ruinas de la pirámide de Hawara y restos del Laberinto

Fuente: Paranormal.com